miércoles, 18 de junio de 2014

intervención quirúrgica, desconfianzas, y al fin cambio de rumbo


Siguiendo con lo anterior, decir que todo proceso natural del desarrollo conlleva necesariamente una adaptación, la adaptación es imprescindible para evolucionar y aprender. Por ello no es de extrañar que a veces ante tanta incertidumbre se presenten ciertos trastornos adaptativos, producto de la nueva situación que te toca vivir y que la vida te ha puesto en bandeja.

Mi situación fue nueva para todos, padre y madre, y para el resto de mi familia., tomando papeles y actitudes diferentes ante dicha situación, en función de factores muy personales y afectivos hacia mí.

Pero lo que es seguro es que todos lo vivieron a su manera, todos lo sintieron de algún modo.

 

Aunque yo había venido ya para casa de Madrid, las revisiones debían continuar, pues no estaba curada ni de lejos, y la cosa pintaba bastante fea. Mis padres me llevaban a revisiones cuando los médicos les indicaban, e iban sobrellevando la situación como podían.

 

En una de estas revisiones les dieron un duro golpe, les dijeron así a bocajarro que el ojo izquierdo debía ser estirpado o enucleado médicamente hablando, ya que al parecer estaba muy afectado y la radioterapia fue insuficiente para atajar la agresividad y malignidad del tumor que le aquejaba. Sobre el ojo derecho no actuaron tan drásticamente, el tumor debía ser más pequeño y aunque agresivo, decidieron no sé porqué razón, incidir más sobre el ojo izquierdo al principio.

Eso si que debió ser un duro golpe difícil de encajar, pensar que a tu hija de seis mesitos la van a someter a su primera intervención quirúrgica debe de ser terrible y estremecedor.

Y no solo eso, sino que en dicha intervención yo iba a perder una parte de mí, un órgano, una pieza de mi puzle.

Que consuelo iba a haber en aquellos momentos para mis padres? Sinceramente creo que poco, debieron verlo todo tan negro y negativo que nada ni nadie podía cambiar su realidad.

 

Y así fue. todo sucedió a pedido de bocca. Más o menos en abril o mayo de 1986 , un día que desconozco exactamente la fecha, mis padres se enfrentaron por primera vez a una prueba realmente dura. Entrar en un quirófano es duro para quien lo experimenta, pero y quien espera a la puerta? Eso si que debe de ser también dramático…..

El operado está dormido, en cambio el que espera noticias fuera está alerta, en tensión, triste, ansioso. Entrar en un quirófano no es irse a tomar un café, donde da igual que te sirvan azúcar o sal pues los daños son mínimos, en un quirófano cualquier improvisto puede pagarse muy caro, incluso con la vida.

No estábamos hablando de minucias pues, era un trance duro de llevar.

 

Mi madre me relata que para ella ese día no había consuelo, me dice “pero si eras una cosita tan pequeña, que pensar que te iban a dormir para quitarte un ojo me llenó de dolor”.

Que dramático verdad?

 

Pero la realidad era la que era y no había más, en medicina la improvisación no existe como en un concierto de jazz. En medicina se debe actuar, dando prioridad a lo que la tenga y en mi caso no hablábamos de una gripe veraniega, sino de un tumor de alto grado de malignidad que podía extenderse más allá del ojo provocando incluso mi muerte.

Había que andarse al dedillo, no andarse con bromas!

La mejor solución para atajar parecía ser pasar por quirófano y ser agresivos, pues parecía ser que el ojo izquierdo estaba bastante hecho polvo entre el tumor y la radiación.

 

Mis padres iban a tener una hija con pérdida total de visión en su ojo izquierdo, les tocó pues asimilar dos cosas juntas. Por un lado la situación de riesgo que yo vivía, y por otro el hecho de que esa situación me iba a dejar a priori con una deficiencia visual en un ojo.

Duro, bastante difícil tuvo que ser para ellos, no menos para el resto de mis familiares, pero claro, los padres son los padres!

 

La intervención se desarrolló sin contratiempos, salí pues bien parada de la primera prueba dura a que la vida me había sometido!

Perdí un ojo, un ojo enfermo. En su lugar y tras la curación de la herida quirúrgica y retirada de los puntos, me fue colocada una prótesis de un material parecido al metacrilato, con mi ojo dibujado. Esta prótesis iba introducida en el hueco de la órbita ocular, y debía ser sacada diariamente para su limpieza, cosa que mi madre debía realizar. Pobre, encima le tocaba hacer de enfermera sin estudiar para ello!

Ella que no puede ni ver ni tan siquiera a un gato cojo, ahora le iba a tocar ver heridas postquirúrgicas, y encima a lo que más quería en el mundo que era yo. Si es que la vida la obligó a adaptarse bruscamente…..

 

Lo hizo todo perfectamente aún no siendo experta, porque cuando uno quiere y tiene que hacerlo si o si, aprendes, vaya que si aprendes!

 

Este período transcurrió entre revisiones y curas, entre Madrid y el pueblo.

Mis padres eran informados de cómo iba todo, se me seguía explorando periódicamente, eso si, ahora solamente el fondo ocular derecho, para ir viendo la evolución de la enfermedad, y que extraño, un día en una de estas revisiones a mis padres les dijeron que este ojo derecho que también estaba afectado, tendría que ser congelado!

Cómo? Porque?

 

Mi madre me cuenta que jamás oyó de boca de ningún médico cosa tan rara, tan extraña. Eso tenía mala pinta, y desde luego mis padres no se iban a quedar quietos ni tranquilos ante semejante disparate.

 

Dado que en aquella época como he señalado las fuentes de información a las que podías acceder eran tan escasas, uno se tenía que fiar más de su intuición o de lo que previamente sabía, que de otra cosa, porque los médicos en general no eran como ahora, ni informaban, ni siquiera en muchos casos te hablaban de tu propia enfermedad.

Efectivamente la crioterapia que así se denomina al tratamiento oncológico con frío si que existía y existe, pero por lo que yo he investigado, en ningún caso para tumores tan grandes ni en tan alto estadiaje de malignidad como el que yo tenía.

Se trata de aplicar ciertas dosis de nitrógeno líquido sobre el área afectada en este caso la retina, para poder ir destruyendo mediante congelación las células tumorales malignas.

 

Dudo bastante que en aquella época este tratamiento tuviese auge o estuviese muy extendido, y seguramente y dado lo que vimos después, querían usarme de conejillo de indias ya que, posteriormente nos enteramos de que fui caso único en españa en aquel año.

Eso desde luego a veces es usado por pseudoprofesionales médicos sin ningún tipo de escrúpulos, para hacer contigo lo que se les antoje y les dé la gana, sin informar previamente, sin consentimiento y lo que es más grave sin medir las consecuencias que para el paciente estos experimentos pudieran generarle.

En mi caso esto se cumplió, y no estamos hablando de hace tanto tiempo ni de campos de concentración ni de nada por el estilo, estamos hablando de un país en casi finales del siglo XX, con una democracia recién instaurada, de un hospital de cierto prestigio a nivel nacional, y de gente supuestamente cualificada para realizar lo que estaban realizando para curarme.

Pero claro, ellos bien saben y bien se aprovechan de la situación, y la mía era bastante propicia para ello. Unos padres muy jóvenes y bastante desesperados por la situación tan estresante que se les presentó, la economía familiar no andaba nada voyante, y mi caso único en españa, fueron el trío perfecto para profesionales sin entrañas con los que nos topamos en aquellos momentos.

 

Aunque bien es verdad que a veces la desesperación y la angustia te pueden y prefieres esperar a ver como se desarrolla todo, mis padres con este tema del frío ya se les había agotado la paciencia, después de ver sucesivas cosas que no les encajaban, tanto en la paz como en la puerta de hierro.

Mis padres me dicen que los médicos en general no eran muy de su agrado, apenas les daban confianza y su trato no era muy cercano que digamos. Esto junto con las salvajadas que me hacían sin anestesia para explorar los ojos y ahora el asunto del frío, fue todo ello suficiente para romper un bloque de hielo en el cual se habían convertido las vidas de mis padres desde que yo cumplí un mes de vida.

Ellos querían actuar, querían curarme y veían que el tema se les iba de las manos tanto a ellos como a los profesionales.

 

Tocaban segundas opiniones, por mi bien y para salvarme! Y si algo no estaba siendo bien manejado?

Sabia decisión la que tomaron mis padres en aquel momento, sin duda!

 

Mis padres empezaron a recavar información sobre centros oftalmológicos españoles de prestigio, y aunque económicamente no tuviesen dinero ni apenas para gasolina, preferían quedarse en la calle, pero que yo me curase cuanto antes.

Cuanto será capaz de hacer un padre o madre en esas situaciones?

Los míos desde luego lo hicieron magistralmente, dando a demostrar que el dinero no ha de ser un lastre para sobrevivir, antes es la salud. Daba igual hipotecarse, todavía no teníamos casa, seguíamos viviendo en casa de mis abuelos maternos en el pueblo, mi padre ganaba un sueldo mediocre, pero bueno, para algo estaban los bancos!

Se pediría un crédito honradamente, lo importante era salir adelante.

Aquello en Madrid no pintaba bien y se había que mover, aunque hubiese que cruzar el charco!

 

Cierto día hacia septiembre de 1986 un compañero de mina de mi padre al ver la situación por la que estábamos pasando mediante conversaciones con mi padre y demás, le facilitó un croquis y la dirección de un centro oftalmológico en barcelona, llamado barraquer, el cual gozaba de mucho prestigio a nivel tanto nacional como internacional. Iban incluso personas famosas allí a revisar su vista y a operarse!

Vaya, aquello pintaba bien!

Era un centro privado claro está, pero daba igual, para mí todo decían mis padres!

 

No lo pensaron, se planeó el viaje y aunque barcelona era una ciudad que estaba muy lejos y la cual solo habían visto por televisión, para allá decididos y esperanzados que marchamos!

 

La clínica barraquer está en barcelona, en una zona bastante céntrica, entre las calles la forja y muntaner. Es una clínica que goza de un gran prestigio, en la cual muchos y muchas profesionales del mundo de la oftalmología ejercen su labor para atender las necesidades y patologías oculares de mucha gente que acude allí de forma constante.

Fue fundada por barraquer, un oculista muy famoso y sus sucesores principalmente sus descendientes familiares, siguen aún a día de hoy con el centro.

Si hoy en día en esa clínica existe toda la parafernalia tecnológica habida y por haber para ojos, en aquella época eso debía ser lo más! Contaba con aparatos y técnicas totalmente desconocidos en la seguridad social y por ello para la gran mayoría de la gente, por eso eran tan caras las consultas y estancias hospitalarias allí.

Pero no importó, mis padres se echaron la mochila al cuello, y para barcelona a probar suerte!

 

Mi padre que siempre ha sido un as en esto de conducir (por eso hoy es camionero jeje), a pesar de que jamás había estado en barcelona, llegó a la primera al centro barraquer! Para que digan de los GPS!

Lo encontró bien, y solo con un pequeño croquis que su compañero de trabajo le había hecho en un papel!

 

La clínica tenía muy buen aspecto, limpia y todo muy ordenado. Parecía pues un sitio interesante!

Era un lugar que invitaba a la esperanza, a creer en que se podía, a confiar en los médicos!

La esperanza es lo último que hay que perder, no se debe olvidar nunca este postulado! Mientras haya vida, hay esperanza!

 

 

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