Efectivamente tocaba volver a empezar, volver a luchar!
Es obvio pensar que cualquier proceso del calibre al que me
estoy refiriendo, tiene consecuencias sobre el entorno familiar, la
convivencia, etc.
En aquellos duros momentos mi madre optó por la sobreprotección
hacia mí, todas sus atenciones se volcaron en mí, a mi padre lo tenía apartado,
como en un segundo plano. Ella me cuenta que yo para ella era como un jarrón de
cristal, que si lo tiras de se rompe. Aún a día de hoy sigue siendo así!
Mi padre que nunca ha sido tan extrovertido y abierto como
mi madre, optó por “tragarse todo” y no dar a entender sus pensamientos ni
emociones. Él estaba preocupado y triste, pero era él quien lo vivía, no
comunicaba su estado anímico fácilmente.
Ambos tanto mi madre como mi padre tenían ganas de empezar
las obras de la casa, mi padre lo cogió mucho más a pecho. Me relata mi madre
que cuando comenzó a hacer la casa a ella la tuvo casi anulada, él vivía por y
para la casa, por y para trabajar.
Esto todo unido genera consecuencias patológicas en la
convivencia, en el caso de mi madre se transformó en años sucesivos en una gran
susceptibilidad a todo, fácil irritabilidad y mucha labilidad emocional. En mi
padre tuvo consecuencias graves, poco antes de quedarme ciega le fue
diagnosticada una depresión endógena que le costó seis años de baja laboral,
mucho dinero en psiquiatras privados y mucha fuerza de voluntad para salir de
ese estado.
Así pues en ese ambiente yo me crié los primeros años de mi
vida, además mis padres también discutían bastante entre ellos, recién venidos
para la casa nueva era horrible, cada poco estaban enfadados, muchas veces por
tonterías, y creo a día de hoy que era por todo el estrés acumulado de atrás,
por lo grande que les vino todo y por falta de apoyos tanto familiares como de
amistades.
Yo me desarrollé pues entre adultos, porque aunque comencé
el colegio a los cuatro años, en el pueblo dados los prejuicios que se crearon
hacia mi y mi discapacidad visual, apenas tuve relación allí con nadie de mi
edad.
Me crié con la gente de mi familia, entre animales como
gallinas y pollos, con gente mucho mayor que yo, lo que me han configurado como
una persona ahora muy madura, con un vocabulario avanzado para mi edad y que
sigue prefiriendo la compañía de adultos mayores.
Decían en el colegio que ese ambiente no era bueno para mí,
pero yo creo que jamás me robó la infancia. Yo tuve mi infancia, mis juegos
propios, mi forma particular de divertirme, mi forma de ser!
Tuve amigos de mi edad en clase, en el pueblo algunos, muy
pocos, y eso para mí es lo que cuenta. Me divertí de otra manera, jugué a mi
estilo, fui siempre diferente!
Así pues y dejando un poco de lado el tema más del entorno y
psicológico, en barraquer los resultados de las pruebas no eran muy buenos que
digamos, había que volver a trabajar.
Allí no me hicieron mucho, allí los médicos que había eran
oftalmólogos, y aunque expertos al máximo en tratar tumores oculares, yo lo que
necesitaba era en esos momentos un oncólogo especialista en tumores para
tratarme adecuadamente.
Allí hicieron lo que pudieron, me orientaron, me exploraban
de forma continua y finalmente me tuvieron que derivar a otro centro barcelonés
a que me tratasen allí del retinoblastoma.
Aún así las revisiones siguieron en barraquer hasta 1991,
habiendo ido muchas veces allí a exploraciones, a operarme de una catarata, y a
casi transplantarme de córnea. Pero no tan rápido, vayamos por partes!
Que de recuerdos
guardo de barraquer!
Era una clínica muy acogedora, la gente me trataban bien y
en general se respiraba un ambiente familiar y agradable.
Me acuerdo de sus pasillos, de los mostradores, de muchas
consultas a las que entré para revisiones, me acuerdo de cómo me adormecían y
sedaban para realizar las exploraciones, de lo charlatana que era yo con los
médicos (siempre era matemático, les tenía que preguntar como se llamaban!). yo
hablaba mucho, casi siempre me dejaba algo por contarles porque me ponían la
anestesia y quedaba a medio discurso!
me acuerdo incluso de
mi caída por las escaleras de caracol muy famosas en la clínica, y que daban
acceso a la planta superior de habitaciones.
Eran unas escaleras en las que me encantaba jugar, porque daba
vueltas por ellas y claro, con las velocidades que yo agarraba, cualquiera no
se cae!, total, una buena llorera, y unos puntos de sutura en la barbilla!
Así guardaré en forma de cicatriz mi recuerdo de esas escaleras
en la cara para siempre!
Recuerdo con amor y cariño la mítica foca que tenía una de
las entradas de acceso a la clínica. Era una foca grande de mármol, en la cual
jugué muchísimo y me hice muchas fotos!
Me acuerdo de los doctores, y es que había muchos! Había un
hispanoamericano llamado o mejor decir apellidado heredia, había otro cirujano
llamado temprano, otro médico apellidado sena, y un montón de ellos más!
Para mí en aquella época eran médicos, pero no con el
concepto que tengo hoy en día. En aquellos momentos pensaba que me querían
curar, pero no sabía bien como lo hacían.
El recuerdo más amargo que tengo de barraquer es cuando
había que explorar el fondo del ojo, que me ponían previamente un colirio para
dilatar la pupila. Como escocía, que berrinches cogía yo y como me frotaba al
pantalón de mi madre tratando de librarme de aquel tormento!
O cuando tocaba lavar los ojos con suero, que asco me daba,
una vez dejé la camilla hecha un lío de las patadas que dí!
Recuerdos tengo muchos, por supuesto también de la gente
maravillosa con la que coincidí allí. Hubo una tal ana de Santander que tenía
un niño con síndrome de down y problemas oculares, hubo una tal charo de
barcelona con un niño llamado david que una vez se hizo daño en un ojo con un
lápiz y estaba allí, una tal carmen de ciudad real, una tal eulalia de
barcelona…. Todos maravillosos, que habrá sido de ellos?
Aunque yo no soy para nada una persona desmemorial, en
aquellos momentos la que llamaba y cogía los contactos era mi madre, y si, con
alguna gente de la que posteriormente hablaré más detenidamente, si que tuvimos
contacto después y fuera del hospital, pero con la mayoría nada, me quedaron y
me quedarán para siempre en el recuerdo como personas entrañables y
maravillosas, que me hicieron reír, disfrutar y darme cuenta de la inmensa
bondad del ser humano.
Os quiero a todos, jamás os he olvidado!
Recuerdos hay muchos, incluso del ansa médica como
instrumento de juego! Hubo una época que no sé porqué razón, estaba yo toda
emperrada en querer traer para casa una de las almohadillas con rodillos de las
que me ponían en la cabeza en las salas de exploraciones!
Era curioso, mi juego y mi diversión se basaba en mi propia
realidad, no en cambiarla como se suele hacer durante el juego simbólico.
Yo quería saber que hacían conmigo, porque usaban lo que
usaban para curarme.
Tenía incluso jergas para denominar a los tratamientos y a
algunos médicos!
En cuanto a los recuerdos que me relatan mis padres que
guardan (son destacables pues vivimos la historia juntos), destacan las
horribles esperas en salas de espera muy pequeñas, con música clásica que les
ponía si cabe más tristes, la enorme incertidumbre por saber de mí y mi estado
y por lo que los médicos irían a decirles.
En general mis padres se acuerdan de aquello como algo poco
agradable…..
Fuera ya del hospital, por supuesto quiero destacar mi
recuerdo del mar! Como no voy a citar esto!
Barcelona tiene unas playas preciosas, yo ví por primera vez
el mar allí, y me quedé estupefacta ante tan bello paisaje! Me encantaba jugar
con la arena, meterme en el agua con un flotador y corretear por allí a mi
antojo.
Me encantaba ir a la playa después de las consultas, era
algo genial!
Barcelona es una gran urbe, muy diversa y abierta. Quien
sabe si este prematuro contacto con lo urbano no me ha hecho a día de hoy ser
yo tan abierta y amante del ajetreo?
Seguro que algo a tenido que ver, no lo dudo en absoluto!
Todas estas cosas que voy citando no son porque si, a pesar
de que el hilo conductor de todo esto es mi proceso de salud, es ovvio que
somos humanos y como tales tenemos afectos, sentimientos y las cosas que
suceden a nuestro alrededor nos configuran como personas, cuanto más si te
suceden a ti misma como en mi caso!
Los recuerdos, sensaciones, vivencias etc, eso es algo que
para mí no tiene sentido sin lo que viví, ni lo que viví sin ellos! Están ahí,
todo ello está ahí como la huella imborrable que todo este proceso que pasé en
mi primera infancia dejó en mí y en mi modo de ser.
Por ello lo resalto, fue mi vida, fue mi sentir!
En barraquer pues tocaba trabajar, de momento el mayor de los trabajos que podían
hacer conmigo era eliminar la catarata detectada en el ojo derecho. Eso sucedió
en octubre del 87, el día 2 más concretamente se me intervino de dicha
catarata.
Pensaréis seguramente que es raro, extraño, que una paciente
de apenas dos años de edad (los iba a cumplir en noviembre), desarrollase una
catarata.
Si echáis la vista atrás algo os dará la pista! Como no, fue
la inhumana y agresiva radioterapia experimental de Madrid!
Que nocivo fue este tratamiento para mí, fue lo peor que me
ha pasado, que cantidad de cosas me destrozó!
Incluso tengo craneosinostosis, es decir un cráneo soldado
defectuosamente (el cierre de las meninges se da al revés), por culpa
probablemente de aquel tratamiento. De esto me enteré hace poco, en un escáner
de neurocirugía de control que me hicieron del cráneo.
Así pues, nada bueno generó en mí ese tratamiento, ni
siquiera fue efectivo para su verdadero fin que era curarme del retinoblastoma
bilateral!
De aquellos días de ingreso para la intervención (antes las
intervenciones de catarata no eran como ahora que son cirugías casi
ambulatorias), guardo muchos recuerdos.
Fue allí durante aquellos días donde conocí a la mayoría de
gente a la que he nombrado, fue en aquellos días donde descubrí la mejor cara
del ser humano!
Yo era muy juguetona y activa, no paraba ni un momento!
Recuerdo que a ingresar a barcelona fuímos en tren, nos
acercó un hermano de mi padre hasta la estación allí en bembibre. Lo del tren
se iba a convertir en un clásico para nosotros, siempre nos pareció mucho más
cómodo que el autobús.
Fueron aproximadamente seis días de ingreso, y fui solo con
mi madre, a mi padre le tocaba trabajar.
Fuímos pues mi madre y yo solas para barcelona, lo que
también se convertiría en un clásico en nuestras vidas!
Yo aquella vez me llevé un muñeco de trapo tipo bebé, al que
bauticé como pedrete. Cuanto quise yo a ese muñeco, y cuanto vivió a mi lado!
Así pues iba a enfrentarme a la segunda intervención
quirúrgica de mi vida, en menos de dos años!
Realmente si que lidié yo batallas peores que las navas de
tolosa!
Recuerdo el momento del ingreso en aquella sala de espera,
recuerdo cuando me hicieron todo el preoperatorio para la intervención…..
Me acuerdo de que cuando me hicieron el electro, había una
cola monumental y cuando me tocó a mí, apenas quedaba ya líquido para pegar las
pegatinas que te ponen para realizarlo!
Yo era como digo muy movida y curiosa, quería saberlo todo,
todo lo que me rodeaba tenía interés para mí, no menos lo que me estaba pasando
a mí misma.
Hablaba con todos, cualquiera era objeto de conversación
para mí!
Ya en la habitación (en barraquer las habitaciones de la
clase baja eran grandes, había muchas camas), yo no paraba, jugaba con mi
muñeco pedrete, hablaba con todos cuantos estaban allí ingresados y cualquier
mínima cosa u objeto, me servía para pasar un rato agradable (usé como pelota
la naranja del postre!).
Los ingresos en barraquer eran por tu cuenta, creo que la
intervención de catarata me salió por unas 250 mil pesetas! Puf, no las ganaba
mi padre en casi tres meses! Hubo que sacrificar mucho en aquellos tiempos,
todo era poco para curarme y pagar los gastos médicos.
Mi madre pagó el ingreso conmigo, yo por mi edad no podía
quedar sola. Daban bien de comer, las acelgas y el consomé en la cena eran
míticos!
Yo al ser tan inquieta, movida y habladora era el juguete de
la habitación, enseguida me hice con el cariño de muchos de mis compañeros de
ingreso! eran gente muy maja. Ffue ahí donde conocí a ana la madre de angelillo
(el niño con síndrome de down de Santander), a eulalia una señora barcelonesa
con una alegría y ganas de vivir tremendas con la que hice muy buenas migas, a
carmen de ciudad real que era una chica muy dulce y agradable a la cual
acompañaba en el ingreso su hermano, a charo la madre de david (el niño de
barcelona que trasteando con el lápiz se averió el ojo), y a muchos más.
Con ana madre de angelillo y con charo madre de david
seguimos manteniendo contacto después del alta médica, más con charo, porque
ana al vivir en Santander no era tan fácil verla como a la primera.
Todos gente maravillosa, entrañables!
Yo era muy bailarina, me encantaba jugar a dar vueltas sobre
mí misma, ya fuese sentada en el suelo o de pie! No tenía curiosidad por
aprender a bailar o por imitar a ninguna cantante que me gustase como la mayoría
de niños de esa edad, yo lo hacía de forma intuitiva porque me gustaba y me
divertía.
Me gustaba mucho la música, mis viajes en coche siempre
llevaban compañía musical. Que mítica era la canción de voyage voyage, samantha
fox y tina turner para mí!
Con samantha fox volví locos a todos durante aquel ingreso,
eulalia me llamaba “samantha fox” en vez de sara!
Como se puede apreciar con casi dos años yo ya conocía
bastantes cosas de mi entorno, hablaba perfectamente y me gustaba curiosear
como a la que más.
Yo era así, un torbellino de movida, curiosa y preguntona,
muy habladora, extrovertida y nada tímida con la gente extraña.
El ingreso transcurrió bien, sin demasiadas molestias
excepto de las que ya he hablado al explorarme el ojo.
Yo era feliz, aunque sabía que algo pasaba en mis ojos (la
gravedad real la desconocía), era feliz entre médicos, con la gente a la que
iba conociendo y con mis padres, que me daban todo el apoyo y calor que
necesitaba.
Llegó el día de la intervención, yo sabía que entraría a un
quirófano, para mí a esas alturas “quirófano” ya era una palabra familiar!
Mi madre estaba mal, yo suponía que era por mí y por lo que
me iban a hacer.
Me acuerdo que como yo no paraba ni un momento, mi madre me
decía “ya verás de que te operen, commo pararás quieta!”.
Y efectivamente paré quieta….
Debió ser de nuevo un duro golpe para mis padres en especial
para mi madre que lo vivió sola, el que yo entrase de nuevo al quirófano siendo
tan pequeña a someterme a otra operación.
Al parecer la operación cuya duración la desconozco, se
desarrolló bien, pero no pudieron dejarme el corte de la catarata redondo, ya
que esta estaba bastante mal y deforme, me la tuvieron que dejar cuadrada. Esto
se lo dijeron los médicos a mi madre tras la cirugía, y ella del dolor no pudo
llamar por si misma a mi padre a casa de mis abuelos, tuvo que hacerlo ana, la
nueva amiga que habíamos hecho de Santander, mi madre no recibía!
Fue duro…. Difícil….
Luego ya no tengo apenas recuerdos, casi mejor, me cuenta mi
madre que después de la intervención y con el objetivo de que no me tocase el
ojo operado, me ataron ambas manos a la cuna con lacitos del pelo!
Dice mi madre que yo parecía Jesucristo crucificado!
Vaya tela!
Del ingreso guardo con enorme cariño aparte del recuerdo de
la gente, una anécdota muy bonita y graciosa!
Resulta que mi muñeco al que yo puse de nombre pedrete, hizo
un día de paciente improvisado!
Mi madre junto con otras pacientes lo taparon en mi cuna
como si fuese un ingresado, y las enfermeras cuando fueron a la habitación y lo
vieron, realmente creían que se trataba de un nuevo bebé ingresado! Mi madre y
las chicas les decían que si, que seguramente había llegado hacía poco, y ellas
fueron a ver, cuando descubrieron al pobre muñeco allí tumbado, ajeno a todo!
Que risa, madre mía!
Lo que más entrañable me pareció de esos días fue el día del
alta, por la calidez de la gente y el cariño que me demostraron. Me regalaron
un órgano de infantes de esos que tienen melodías y teclas, un ramo de flores
impresionante (que grande era, hacía por dos yos!), muuuchos besos, abrazos, y
hasta vino la tuna!
Eulalia, la señora catalana compañera mía de habitación
celebraba ese día su cumpleaños, y por casualidad tenía un hijo músico que
tocaba en la tuna. Pidieron permiso a la dirección de la clínica, para que
fuese allí a tocar la tuna a nuestra habitación!
Que dulce me pareció cuando todos aquellos músicos con sus
instrumentos y con su voz rodearon mi cama y a mi madre y a mí, y empezaron a
entonar el “sara dulce sara”. Aún hoy se me saltan las lágrimas al recordar
aquello!
Que pasión, que entrañable fue!
A buscarnos a barcelona vino mi padre, antes de darme el
alta ya estaba allí para recogernos.
Dado que me habían operado de una catarata y aún tenía yo
resto visual en ese ojo, le recomendaron a mi madre una óptica frente a la
clínica para que me fuese a comprar los cristales de las gafas graduados
correctamente para mi buen aprovechamiento del resto visual.
Y allí fue, yo quedé en el coche con mi padre.
Luego de dejar la clínica con el alta y las gafas nos fuímos
los tres a un mercadillo de barcelona, en el cual mi madre me compró un bonito
pantalón vaquero y una chupa rosa.
Para casa tocaba volver, otra batalla se había lidiado ya!
Hola Sara! he llegado a tu blog al leer uno de tus comentarios en el blog de "Mi casita de muñecas"
ResponderEliminarVaya que difícil lo que haz pasado, pero admiro tu capacidad para relatar todo lo que te iba sucediendo, si me lo iba imaginando y todo, hasta las caras de todas las personas que nombrabas.
Creo que perfectamente podrías hasta escribir un libro, pues se hace muy ameno leer tus relatos.
Saludos!