Tal y como iba contándoos en el anterior relato, las
primeras impresiones en Madrid sobre todo para mis padres no fueron nada
positivas. Todo les resultaba hostil, y si encima a eso se suma que no iban de
vacaciones sino a curarme a mi de una tan grave enfermedad, pues creo que todo
es mucho más patético.
Mi madre estaba muy angustiada por no poder verme, por no
poder pasar las noches conmigo, por no poder estar cerca de mí. Mi padre como
digo siempre ha sido más equilibrado y no tan afectado, él es de los que lo
vive pero todo se lo traga para él, es de exteriorizar menos sus emociones.
Mi madre estaba muy preocupada, todo eran interrogantes para
ella.
Es lógico, lo que a mi juicio han de hacer los padres con un
hijo o hija es disfrutar de él, pero a veces las circunstancias no son
propicias para ello y hay que aprender a convivir con la separación.
Creo que en mí también ha hecho mella esta separación
prematura de mis padres, ya que tal y como dice mi madre y como me autoobservo
yo ahora, soy una persona con muy poca ansiedad de separación, siempre me he
dado a cualquiera por desconocido que sea y me gusta mucho vivir aventuras y
conocer gente nueva.
Como todo tiene su lado bueno, este para mí ha sido el mejor
aprendizaje y una de las mejores facetas que en mi personalidad ha dejado la
brusca separación familiar a que me sometieron de bebé.
Ahora faltaba por saber exactamente en que consistía todo,
especialmente que era eso tan misterioso llamado radioterapia o cobalto (era el
nombre que anteriormente le daban al tratamiento oncológico radiactivo), que
iba a curarme y que los médicos habían prescrito para mí.
En casa de mi tía o tía de mi padre mejor decir, las cosas
no iban demasiado bien. Ella tenía algunos problemas psiquiátricos, por culpa
de su azarosa vida de cantante, ya que en su juventud había formado parte de
una compañía de teatro, y se dedicó a recorrer medio mundo cantando, conociendo
gente y experimentando, y eso vete tú a saber la mella que le dejó en su salud
mental.
Se volvió desconfiada, todo lo que ella consideraba fuera de
su control lo achacaba a un antiguo amor suyo de juventud, con el cual había
roto relaciones hacía tiempo, pero ya se sabe lo que hace un alma despechada…..
Pues ella comenzó a desconfiar de mis padres, y la
convivencia cada vez se hizo más difícil, eso si, siempre les trató bien y se
preocupó e interesó desmedidamente por mí y por mi salud.
Mis padres sabían que en cualquier momento tendrían que irse
de su casa, probablemente a la de una prima de mi padre en móstoles, por lo que
empezaron a tomar contacto con ella para ver que opinaba de la situación.
La tía de mi padre vivía y vive en el barrio del pilar, que
es un barrio obrero situado al norte de Madrid, caracterizado por albergar el
centro comercial más antiguo de españa, llamado la baguada.
Este barrio está bastante cerca del hospital la paz, por lo
que mis padres se iban andando a verme.
Mi madre llamaba y llamaba a todas horas al hospital,
preguntando por mí. A sus preguntas al parecer siempre recibía la misma respuesta:
“la niña está bien, no te preocupes”.
Era lo que las enfermeras de pediatría le decían, y así
debía ser.
Por fin llegó el día en que les explicaron en que consistía
el tratamiento y donde me lo iban a aplicar.
Se trataba de un tratamiento agresivo, fuerte, radiactivo….
Por dios, a mí con 21 años y sin saber apenas de esto me dicen que a mi bebé le
van a someter a un tratamiento radiactivo para curarla, y pensaría que en vez
de curarla, la iban a poner peor! Radiactivo? Entonces que van a hacer con
ella, llevarla a una central nuclear?
Puf, debió ser algo muy fuerte para mis padres oír todo
aquello!
El tratamiento consistía en una máquina, llamada acelerador
lineal, la cual mediante señales de rayos, iba administrando siempre controlada
por un médico claro está, las dosis adecuadas a la persona con el objeto de ir
destruyendo por medio de la radiación las células tumorales que invadiesen el
órgano o estructura corporal.
Al tratarse de radiación se debían extremar las
precauciones, pues todos conocemos el peligro que supone que las estructuras y
órganos humanos estén sometidos a altas dosis de materiales radiactivos. Para
proteger las estructuras anejas al ojo, los médicos me adherían con esparatrapo
un plomo que colocaban debajo del ojo radiado.
Yo debía permanecer sedada durante toda la sesión, para lo
cual se me administraba vía rectal un supositorio anestésico y a sobar!
Por si acaso y para aumentar más la seguridad, mi madre
debía vigilar desde fuera ya que había un cristal desde donde se me veía a mí
en la habitación o sala de radiación, y al mínimo movimiento que yo hiciese,
ella debía pulsar un botón indicado por los médicos, y automáticamente la
máquina paraba de radiar.
Mi madre debía pues hacer de controladora radioterapeuta!
El lugar donde se me iba a aplicar diariamente el
tratamiento era otro hospital madrileño llamado puerta de hierro, al cual se me
llevaría en ambulancia desde la paz, acompañada siempre por mis padres.
Algo más ya se sabía del tema pues!
La radiación me la aplicarían en ambos ojos, ya que el
retinoblastoma era bilateral. En el ojo izquierdo que era el más afectado, el
tumor era mucho mayor. En el ojo derecho dice mi madre que se apreciaban tres
puntitos, que debían de ser las raíces tumorales que albergaba.
De todos modos el ojo izquierdo estuvo siempre más tocado,
fue sobre el que hubo que actuar más pronto y fue el que primero perdí.
Aunque al principio todo parecía marchar bien dentro de lo
que cabía, veréis que hubo fallos, fallos garrafales, los cuales iré desmenuzando
durante todos estos relatos, porque para mí a diferencia de mucha gente, la
palabra del médico no es palabra divina solo porque me la diga él. Para mí lo
que un profesional sanitario ante todo debe mostrarme es empatía y cercanía, es
mi forma de dar crédito a lo que me dice
y me indica, porque si no hay reciprocidad y entendimiento entre médico y
paciente, para mí uno de los pilares básicos de todo tratamiento o proceso de
salud, se han perdido. Esto genera pues desconfianza, rechazo e incluso
aversión por lo sanitario, y al igual que sucede con la escuela, el fallo no
está tanto en el paciente , sino en una mala transmisión y relación entre él o
ella y el o la profesional sanitario.
Así pues yo reivindico y reivindicaré siempre la cercanía y
calidez en un médico, que te dé argumentos fiables para defender lo que
pretende hacer contigo, y que consideren ciertas situaciones como la mía con
cierta cautela y no pequen de altaneros ni de improvisadores, porque un cáncer
no es un catarro, a todos los niveles!
Mi madre con el objetivo de gastar y usarme la ropa que le
habían regalado para mí, les propuso a las enfermeras ir a vestirme todos los
días para ir a radiarme, en vez de que yo llevase el pijama del hospital.
Ellas aceptaron claro, le dijeron “eso está bien, pero si te
comprometes tú a venir a vestirla”, a lo que mi madre respondió “es lo que
tengo que hacer en todo el día, vestir a mi hija, de lo contrario la ropa
quedará nueva”.
Oye, por lo menos ya me iba a ver más a menudo!
Las horas de visita eran por las tardes, mi madre dice que
tenía la manía de querer siempre dejarme dormida, a lo que las enfermeras le
decían que nada más irse, yo ya estaba despierta! Pero mi madre decía que se
sentía mejor y más tranquila dejándome dormida. Estas madres, que sobreprotectoras
son!
Para llevarme a radiar lo hacían por las mañanas, dice mi
madre que a primera hora, y las sesiones duraban poco (suelen durar poco porque
te van administrando altas dosis pero en cortos espacios de tiempo).
Así pues en mi primer mes de vida yo ya estaba en otra
ciudad, pasaba mucho más tiempo con otra gente que no eran mi familia sino
profesionales sanitarios, iba a tener que luchar por salvar mi vida (aunque a
estas alturas mis padres no sabían esto), iba a lidiar mi primera batalla con
el cáncer!
Con todo esto que me tocó experimentar desde mi más tierna
infancia, como para darle yo ahora importancia a no llevar el pendiente a juego
con el anillo! Los hospitales te hacen madurar, te hacen ver la vida de otra
forma y por lo menos a mí me pasa, te hacen reírte a carcajada limpia de lo
afectada que es la gente que te rodean, que tienen que fingir durante todo el
día ser alguien que no son, y hacen un drama hasta de si se les rompe una uña!
Yo nunca he sido así, vale que tuve dos años de adolescencia
una etapa rebelde, pero jamás dejé en segundo plano lo importante ni
transcendente para ser feliz y disfrutar en la vida, que es para mí ser tú
mismo y hacer de cada momento algo mágico, irrepetible y disfrutar de ello como
si fuese lo último que haces. De ahí que yo no sea ahorradora, tampoco tirar y
malgastar el dinero pues cuesta ganarlo, pero no privarme de si me apetece
tomarme un té o un batido, ir de viaje o comprar una nueva muñeca para mi
colección.
Lo material siempre ha estado en segundo lugar para mí, las
personas y sus sentimientos es lo que cuenta, lo que me hace vibrar y vivir más
plenamente. La gente mayoritariamente te tachan a veces de utópica, porque a mi
juicio con tanto pragmatismo en que se ha convertido esta sociedad, no se
inmutan en ver quien es el que pasa a tu lado, conocer el interior de las
personas y valorar lo profundo en vez de lo superficial. El dinero compra cosas
materiales, y lo material no es sentir ni gozar, te puede ayudar en un momento
si, pero no es la esencia para sostener tu felicidad plena.
Volviendo a Madrid y a los médicos, el ingreso se prolongó,
estuve allí un mes casi y medio, me pillaron las navidades de ese año!
Que duro debió ser para mis padres pasar las primeras
navidades como tales lejos de mí! Es más, mi madre dice aún hoy que les tiene
asco a esas fechas, que si por ella fuera las quitaría del calendario.
Yo no, yo en cambio las veo como las fechas en que cuando
era niña me regalaban cosas, fechas de unión, y fechas no sé , mágicas, que
aunque sea solo por diplomacia, todo el mundo que se topa contigo es muy
efusivo y te felicitan, deseándote los mil y un bienes para el año próximo.
Mis padres acudían al hospital a verme, y me acompañaban a
las sesiones de radioterapia.
A esas alturas (hablamos de unas tres semanas o así de estar
allí), mis padres sobre todo mi madre con su poderosa intuición, ya empezaban a
ver cosas que no les encajaban, cosas que hacían conmigo que no estaban bien,
cosas algunas bastante dramáticas e inhumanas.
Se puede ser tan cruel que para hacerme las pruebas de
visionado del fondo de ojo no me administraban anestesia?
Según me cuentan mis padres entre varios profesionales, uno
me agarraba de las piernas,otro de un brazo y otro del otro, y otro para
rematar la labor y por si yo cobraba superpoderes y me escapaba de sus garras,
me agarraba de la cabeza para inmovilizarme completamente.
Yo lloraba a grito pelado, cuando el oftalmólogo me
exploraba sin piedad el fondo del ojo con pinzas y una luz.
Realmente esto se podía consentir a esas alturas? Que no
estábamos ya en la 2ª guerra mundial!
Claro, normal que yo ahora sea un manojo de nervios, me
asuste fácilmente y por lo general rechace el contacto físico si no es con
alguien de mucha confianza.
Es para haber cogido a los médicos esos de los huevos hablando
mal, y retorcérselos o darles descargas eléctricas por medio de electrodos!
Porque vamos, digo yo que tan patanes no se puede ser, y tan crueles menos!
Otra de las cosas que mis padres vieron que no les gustó,
fue que mis ojos se empezaban a hundir, las órbitas oculares se me retrajeron
mucho, aún a día de hoy las tengo muy hundidas. Esto es a causa de la fuerte
radioterapia que me administraron, que ya os iré desvelando poco a poco de que
catadura era….. cuando mis padres desconfiaban no era en vano…..
Entretanto el deseo de curarme iba aumentando, mis padres
estaban motivados a que yo saliese adelante. Esto les pilló muy jóvenes,
inexpertos. Hoy en día todo es mucho más accesible , tú tienes la posibilidad
de conectarte a internet y por medio de un buscador averiguar que te dicen o
que te hacen los médicos, sin embargo esto antes era algo muy difícil por no
decir imposible.
O te creías lo que te decía el primer médico, o ya podías
comenzar un periplo de especialista en especialista para ver si las opiniones
eran divergentes o iguales. Esto es buenno, yo siempre he sido de las segundas
opiniones, mi madre me lo ha contagiado y menos mal, gracias a ello salvé mi
vida!
El tema que antes mencionaba de endiosar a los médicos en
parte era fruto de esta falta de información, hoy en día la palabra del médico
puede relativizarse más gracias a contrastar información y ver en que medida la
lían o no. Yo soy de este tipo de pacientes, me gusta estar informada de todo,
saber todo cuanto me hacen y todo cuanto tengo en mi cuerpo.
Respeto a quienes prefieren vivir en la ignorancia, pero los
médicos conmigo eso lo tienen chungo!
Me gusta leer, investigar, etc, aparte de que el campo de la
medicina y genética siempre han sido muy atractivos para mí.
Por ello en este nuevo proceso que comenzó el pasado año
desde el primer día tuve claro que este partido lo iba a jugar yo, no iba a
actuar como una mera espectadora que ve todo desde las gradas. Es mi
enfermedad, quiero conocerla, saber que es, como se cura…..
Es triste para mí preguntar a alguien que ha tenido o tenga
una enfermedad como cáncer o cualquier otra, y que ni siquiera sepan que tipo
de tumor tienen o que les hacen para destruirlo!
De esta falta de interés pienso que se aprovechan muchos
médicos, y a veces no en el mal sentido, pero otras muchas si que toman esto
como un filón para hacer y deshacer a su antojo.
yo creo que los pacientes bien informados son mejores
pacientes, y por eso muchos médicos prefieren la sumisión y pasividad, y que se
acepte todo lo que ellos dicen. Hay casos crueles, el mío es uno de tantos,
pero se cometen y han cometido aberraciones sanitarias, debido a la
desesperación familiar que aprovechan para aferrarse a lo primero que les digan
ignorando como en mi caso que no es lo mejor, o al propio deseo de curación que
puede más incluso que la desesperación propia de tener la enfermedad.
En total estuve ingresada un mes y medio, mi primer mes y
medio de estancia en este mundo lo pasé entre médicos, hospitales y pruebas.
Me hacían de todo, me bajaban a un oscuro sótano a ver los
ojos, por lo cual cogí neumonía el día justo en que me iban a dar el alta para
venir a casa a pasar las navidades.
Pobres padrecitos míos, iban a comer las doce uvas lejos de
mí!
Cuando iban a buscarme ya para darme el alta, les informaron
de que no se podría dar, porque yo enfermé de neumonía. Mi madre alucinó cuando
me vió llena de cables y con un gordo tubo en la boca dándome oxígeno para que
respirase!
A estas alturas mis padres se habían marchado de casa de la
tía de mi padre, fueron al final a móstoles a donde la prima de mi padre. Mi
tía tenía muchas desconfianzas patológicas, lo que llevó a un desgaste
paulatino de la convivencia. Eso si, jamás faltó a su cita en el hospital para
verme y saber de mí!
En móstoles mis padres estaban mejor, más lejos de mí pero
mejor, la prima de mi padre y su tía que vivía con ella les trataron genial,
toda la familia se volcó para acogerles.
Pero mis padres no estaban precisamente de vacaciones, sus
navidades sin mí fueron duras, terribles. Dice mi madre que cuando dieron las
doce uvas por televisión y ella las intentaba comer, la uva iba más para afuera
que para adentro!
Desde aquella como digo, mi madre sentenció las navidades…..
Por fin llegó el día en que me puse mejor de mi neumonía, y
pudieron darme el alta médica para venir de nuevo al pueblo.
Ahora tocaba una dura labor para mis padres, todos sabréis o
os imaginaréis como son y eran los pueblos de aquella!
La gente especuló de todo sobre mí, incluso llegaron a decir
que yo tenía el síndrome de down! Vaya, no sabía yo ahora que los niños con
síndrome de down naciesen sin rasgos en su fisionomía! Igual es que yo
desarrollé una variante especial….
Cuanta ignorancia, cuanto aburrimiento debe de tener la
gente para especular, inventarse sobre tu vida y decir lo que no es, solo por
hacer daño, por el puñetero morbo y porque en definitiva están carentes de
todo, en especial de cultura.
Mi madre me cuenta que cuando salía conmigo de paseo en la
sillita, todo eran miradas indiscretas, todo corrillos de chismosas, todo eran
habladurías y comentarios.
Vaya, fui objeto de curiosidad durante mi primera infancia!
Todo esto fue muy duro para mi madre, aún a día de hoy no
les perdona la actitud que tuvieron conmigo, dice que si por las ganas fuese,
no le hablaría a nadie del pueblo.
Como se puede ser tan ignorantes? A ellos que les importaba
lo que tenía yo?
Acaso era muy transcendente en sus vidas?
Solo lo hacían por
chismorrear y por sentirse felices, cuando lo que tendrían que haber hecho es
darle a mis padres apoyo, ánimos y decirles que todo saldría bien.
Que asco, cuanto inculto hay por la vida! Esto solo se puede
deber a una carencia total de intereses y de cultura, quien sabe no hace eso,
quien lee no hace eso, quien es culto no hace eso!
Esos comportamientos denotan ignorancia, incultura y por
supuesto una pésima calidad humana.
Mi madre al principio acobardada y avergonzada optó por no
sacarme a la calle, es algo que no entiendo ni entenderé, eso da más pie a que
los inseguros se sientan poderosos, a que los débiles acorralen a los fuertes,
en definitiva, a que prevalezca y triunfe la ley del ignorante frente al sabio.
Pero esto cambió un día en que sabiamente mi madre decidió
pasar de todo ese absurdo, y mentalizarse de que lo más importante y quien
debía ir por delante era yo, y por lo que tenía que luchar era por mí.
Y así lo hizo, quien hablase que lo hiciera, ella pasaba!
Esa actitud que mis vecinos y vecinas manifestaron hacia mí
y mi persona jamás se la perdonaré, y por supuesto el daño que le hicieron a mi
madre y a toda mi familia tampoco. No se puede ser tan ruin, tan cobardes que
por medio de la palabra quieras hundir al que consideras en desventaja contigo.
A mucha gente del pueblo no la trago, directamente ni los
mastico!
Que les den, porque no hablan ahora que tengo tres carreras?
Eso si, parece ser que con mi nuevo proceso de salud he
vuelto a ser la comidilla de muchas casas, vaya, y yo preocupada! Que no crean
que son tan invulnerables, la vida está llena de sorpresas!
Jamás he creído que lo que vivas lo hagas en función de que
seas o hayas sido bueno o malo, pero si que creo que en la vida según actúes
así recogerás.
Oy soy feliz, tengo 28 años y mucha vida vivida, muchos
aprendizajes tras mis espaldas, y gracias a estos aprendizajes lejos de ser una
persona infeliz y triste como muchos piensan que soy, tengo ganas de vivir y de
experimentar, de sentir y de disfrutar, porque para mí no hay mejor cosa que
ver con el corazón, cosa por cierto de la que me han demostrado y me demuestran
que carecen quienes se comportan y han comportado así conmigo.
Tengo boca de sobra para callar a muchos y muchas, que creen
erróneamente que soy sumisa e infeliz, solo por faltarme algo tan superficial
como lo es la vista ocular. Pues que piensen lo que quieran, que se diviertan
en su ignorancia barata, para mí lo que cuento soy yo y como vivo, lo que he
conseguido y vivido, eso no se paga con dinero ni con nada material.
Yo con la cabeza muy alta, de la cual muchos no pueden decir
que la llevarían aún no teniendo ninguna “discapacidad” sensorial , su
discapacidad es de espíritu!
Dejando de un lado a chismosos y chismosas y parlanchines y
parlanchinas, a mis padres les había tocado aprender a vivir en una nueva situación,
para la cual no estaban preparados.
Por ello aún a día de hoy mi madre les dice a muchas y
muchos de mis amigos y amigas que a veces dudan de como tratarme al principio y
demás, que ella tampoco vino con el manual debajo del brazo, a eso se va aprendiendo
porque la vida te obliga a ello!
Vivir con un hijo u hija con una posible deficiencia visual
grave era algo nuevo, de lo cual seguramente la experiencia más cercana que mis
padres habían tenido era la de ver a los vendedores del cupón de la ONCE, que
parecían mendigar que les comprases el número del día.
Seguro que en la mente de mis padres se crearon miedos y
dudas sobre toda mi vida: como aprendería yo a andar, a hablar, a leer y
escribir, en que colegio estudiaría, ……. Es lógico que todo padre y madre se
pregunten esto, es parte del querer que tu hijo o hija forme parte del mundo al
cual le has traído.
Mi madre optó por la normalización mezclada con la
sobreprotección. Sé que es un cóctel difícil de entender y de combinar, pero os
aseguro que en mi caso ha funcionado!
Eso si, la sobreprotección no ha tenido buenos efectos al
menos a largo plazo desde mi punto de vista…..
Mi madre quiso que yo aprendiese todo, jamás me dejó en
casa, me lo enseñaba todo, me llevaba al parque, me paseaba….. quería que
viviese, que saliese al mundo como cualquier otro niño de mi edad.
En cambio tomó a su vez una actitud muy sobreprotectora
conmigo, hasta el punto de querer estar siempre a mi lado, e incluso no querer
que fuese a ningún colegio!
Eso puede ser por varios factores, evidentemente en la vida
paternal y maternal todo tiene su explicación, quizá ella había proyectado en
mí muchos de sus deseos, quizá el tema de la deficiencia visual le vino grande
y para evitarme peligros optó por protegerme, quizá creyese que una madre lo es
mejor si protege a sus hijos. Todo son incógnitas para mí, y por ello creo que
tendrá sentido su actitud.
En la vida todo por muy disparatado que parezca tiene
sentido, otra cosa es que sea bueno o malo, o más o menos reprobable. Ser padres
no es fácil, estoy segura de que es la carrera más complicada o una de las más
complicadas que existen!
Hay que adaptarse, la adaptación es un proceso natural de
toda evolución biológica. En el caso de mis padres al propio hecho de serlo, se
sumó un panorama excepcional. Su hija había venido a este mundo con problemas
de salud que parecía ser que la iban a destinar a ser una niña y mujer
deficiente visual, lo cual generó dudas, miedos e inseguridades, pero que para
mí todo ello se convirtió en una actitud buena y en general comprensiva hacia
mí y mis características. Cierto es que a veces se subestima tu capacidad por
la sobreprotección, crean en ti miedos y dudas incesantes, pero como he dicho
antes, adaptarse es de evolución y de aprendizaje.
Mi familia al principio lo llevaron mal, muy mal. Mi padrino
que fue siempre como un segundo padre para mí estaba consternado, mis abuelos
maternos también, cuenta mi madre que para todos fue un duro golpe difícil de
llevar.
Sin embargo la actitud de mi familia paterna no fue la misma,
el peor parado fue mi abuelo que me adoraba y siempre me quiso muchísimo,, pero
a mi abuela le faltó tiempo para echarle a mi madre la culpa de lo mío!
Que dureza, que ignorancia, que perversidad! Yo creo que hay
cosas que el solo hecho de pensarlas ya es un delito, cuanto más verbalizarlas.
Y da la casualidad de que como soy muy investigadora, lo
primero que hice nada más saber manejar internet de forma autónoma, fue
curiosear acerca del retinoblastoma bilateral que me aquejó de niña y fue ahí
donde descubrí lo que os he contado de la herencia genética, y fue ahí donde
atando cabos descubrimos todo el tema de la hermana de mi padre, fue ahí donde
descubrimos que era una herencia paterna!
Nunca se puede culpabilizar a nadie, y menos sobre ese
particular, lo que menos quiere una madre es oír y pensar eso, bastante tenía
ya para ella con vivir lo que estaba viviendo, para que luego viniese esta
bruja de mi abuela y le soltase a bocajarro que lo mío era por culpa de ella y
de su familia.
Mi madre tardó mucho tiempo en conocer la historia del
fallecimiento precoz de la hermana de mi padre, dice que en casa de mi abuela
hablar de esto era como un tema tabú. Se enteró a los cinco o seis años de
estar casada, bastante iba a sospechar pues de que lo mío tendría relación con
esto!
Por eso digo y siempre he dicho que no se puede hablar sin
saber. Hablar es gratuito si, pero a veces si lo haces mal, puedes ofender más
de lo que piensas, y dañar más de lo que crees!
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