lunes, 26 de marzo de 2012

una visión personal sobre las discapacidades y su tratamiento tanto educativo como social

Esto que escribo es una visión personal y cercana acerca de las deficiencias y su tratamiento tanto social como educativo
Yo como persona deficiente visual, he de decir que la sociedad en ocasiones no nos entiende y mucho menos, nos valora tal y como merecemos
No me estoy refiriendo al hecho de que por ser ciego, cojo o sordo todo el mundo tenga que quererte y apreciarte
A lo que yo me refiero es a saber valorar la valía personal cuando esta existe, y sobre todo a que no se creen falsas discapacidades que no existen
Esto yo lo he vivido tanto por parte de la familia, como en la escuela
Mi familia en ocasiones, es mucho más insegura que yo misma, aunque he de destacar que yo no soy ni mucho menos el prototipo de seguridad
Pero lo de mis familiares es exagerado: si intento salir a la calle sola, me dicen que puede ser que me atropelle un coche o que alguien me rapte. Y yo me pregunto si a ellos nunca se les ha pasado esta idea por la cabeza cuando salen de casa
¿Acaso piensan que yo soy la única que puede tener esos problemas por mi condición de ciega?
Que esa es otra: ¡vaya problemas más rebuscados que sugieren!
Estoy segura de que si esto sucediese, sería una excepción muy remota, ya que no es muy frecuente que estas cosas sucedan en León
Pienso por todo ello, que mi familia deberían quitar o al menos reducir ese miedo tan absurdo que según ellos rodea a mi discapacidad
A veces me siento infravalorada y excesivamente sobreprotegida, aunque todo lo negativo no está en la gente que me rodea, y sí mucho en mí
Soy una persona muy insegura y poco decidida a dar grandes pasos
Me gusta más dar pequeños pasos para que entre todos hagan un paso mayor
Por tanto, estas dos cosas unidas hacen un problema difícil de solucionar, principalmente porque las dos partes implicadas en este caso yo y mi familia, hacemos ´más  bien poco para ello
Pero como soy una persona muy optimista y con grandes miras hacia el futuro, confío en que poco a poco y con las experiencias vividas, se progrese hacia mi independencia futura.

Aunque como he señalado antes me considero una persona insegura y partidaria de construir mi autonomía en pequeños pasos para hacer de ellos un gran paso, he de decir que esto se constituyó en el colegio en el cual yo estudié de pequeña.
Lo que yo tuve que aguantar y soportar allí tanto hacia mi persona como hacia mis capacidades, ¡no está en los escritos!.
La gente de allí tanto profesores como ciertos compañeros de clase, se mostraban en ocasiones demasiado dudosos de mis capacidades y en ocasiones las sobreestimaban, pero no en el buen sentido.
Esta sobreestimación a la que me refiero no se traducía en un intento por sacar el “diamante en bruto que llevo dentro”, sino de aprovechar ciertos aspectos positivos de mis capacidades cognitivas para machacarme y aprovechar este filón para cuando hubiese algún problema, decir que la culpa era mía por vaga, mala estudiante y poco responsable.
Ellos lo que hacían era crear tanto en mí como en mi ambiente circundante un clima de desconfianza y desestabilización, y eso sí de duda constante.
Para explicar de una manera clara y accesible lo que aquí estoy exponiendo, tendría que poner ejemplos de situaciones donde se reflejase bien esta realidad.
Cuando la motivación mía hacia todo lo académico era tan baja por varios motivos, siempre decían tanto mi tutora como otros profesionales que trabajaban conmigo que la culpa era mía, que no sabía usar mis potencialidades y que si seguía así, acabaría vendiendo cupones en una esquina.
Y luego claro, cuando mi madre o en pocas ocasiones mi padre iban a hablar con ellos en las reuniones que estos profesionales están obligados a mantener con la familia, ¡les calentaban la cabeza de narices!.
Al llegar a casa, mis padres y más concretamente mi madre se cabreaba mucho conmigo, me castigaba y me daba la doble reprimenda que ya me daban primero en el colegio.
Yo a veces, me he sentido con cierto rencor hacia mi madre porque en aquellos momentos les defendía más a ellos que a mí, y dudaba tanto de mis capacidades como de mi propia verdad.
Pero ahora y gracias al aporte tan grande que la Universidad me ha hecho, comprendo que mi madre no vino con un manual educativo debajo del brazo acerca de cómo actuar en estos casos, y ¿a quienes iba a creer sino más que a ellos?
Esto es como cuando tú vas al médico y no tienes ni idea de medicina, ¿a quien vas a creer más que al médico ya que se supone que es el quien sabe tratarte?
Este es el gran daño que los profesionales de un determinado campo hacen a la gente que deposita en ellos su confianza: aprovechar precisamente sus conocimientos o su puesto de trabajo para machacar, hacer daño y destrozar vidas.
Esto es exactamente lo que ocurría en el colegio en el que yo estudiaba: que a los que por alguna razón no comulgábamos con la ideología allí imperante, teníamos algún tipo de discrepancia o necesitábamos algún tipo de ayuda extra, nos apartaban, segregaban o directamente nos hacían daño.
La frase más concreta que resumiría todo lo que yo allí viví, sería “se empeñaban en que viese no viendo”, es decir intentaban responder a mis necesidades no desde una perspectiva en la que se considerase mi deficiencia visual como punto de partida, sino intentando forzosamente que yo me adaptase a lo que allí había, ignorando mis particularidades.
Otra cosa que también hicieron mal, fue el hacerme creer implícitamente que yo no progresaría en ningún otro sitio que no fuese ese colegio, ¡y vaya si progresé en otro sitio!.
En 3º de ESO concretamente al terminar el curso, me fui al instituto y ¡qué cosa más curiosa, que pasé repentinamente de suspender hasta cuatro asignaturas a sacar notables y sobresalientes!.
¿Quién fallaba, yo o el colegio? Está muy claro que el fallo y la clave de mi deterioro era la falta de motivación que en el colegio tenía.

Evidentemente, yo he analizado todas estas cosas desde que he estudiado magisterio. Antes sospechaba cual era la causa, pero ahora la confirmo.
Lógicamente como reflejo de lo que en el colegio me sucedía, mi forma de ser también era diferente: agresiva, de rechazo de lo académico e incluso de problemas conductuales.
Yo creo que de alguna manera intentaba buscar una salida a todo, pero como no podía, me mostraba así, disfrutando al destrozar juguetes, pegar a mis compañeros de clase, etc.


Si me pongo ahora a analizar la parte social, me llevaría para escribir un libro, ya que son tantas las cosas que tengo que decir….
La sociedad en general y especialmente la española, no está preparada para convivir con personas con una situación como la míao similar, llámese sordera, retraso mental etc
Tengo la impresión de que la gente nos crea más problemática de la que en realidad tenemos
Solo tengo que ver a cierta gente especialmente mayor como se comporta conmigo y algo muy importante, el tipo de lenguaje que me dirigen al hablarme.
Para mí, la forma en que te hablen y el lenguaje que te dirijan, denota mucho las expectativas que esa persona está depositando tanto en ti como en tus capacidades.
Yo a veces aprecio que mucha gente mayor que yo o ciertos miembros de mi familia, utilizan un lenguaje infantil para dirigirse a mí, me preguntan cosas que para mí no tienen sentido o me tratan como si tuviese plurideficiencias en vez de tener una sola.
Un ejemplo muy claro de esto, fue el verano pasado cuando me encontré con una vecina del pueblo, y salió la conversación de la edad y los cumpleaños.
Yo le dije cuando era el mío (el 1 de noviembre) y ella extrañadísima, dice solemnemente ¡que bueno, si sabe cuando es su cumpleaños!.
Y yo me pregunto ¿Cómo puede existir tanta ignorancia en las personas? O más concretamente, si se extraña de que sepa esto, ¿Qué haría si le dijese que tengo dos títulos universitarios? ¡se cae muerta al suelo!.
La verdad es que creo que a la sociedad española le está pasando factura los 40 años de dictadura paquista.
La gente no está acostumbrada a la visibilidad de lo diferente, ya no únicamente de las personas deficientes, sino de aquello que implique una forma de vida distinta a lo que cierta gente tiene en su mente como normal.: raperos, góticos, hipys, nudismo, etc, es decir, algo que se salga de todo aquello que ellos cuando eran jóvenes veían en la calle: ¡de aquella ver a una chica en minifalda era para celebrar!.
Entonces y debido a todo esto, esta gente tan ignorante cuando ve algo que no es para ellos la norma, ya crean alrededor de esa cosa extraña unas capacidades, un modo de vivir, unas habilidades, etc, y por cierto ¡la mayoría de las veces equivocadas!.
Yo creo fielmente en las nuevas generaciones y en los cambios que estamos introduciendo, ya que en general aceptamos más todo lo “diferente”.
Yo acepto todo lo diferente a mí, ya sea forma de vestir y peinarse, forma de disfrutar, forma de ver la vida, etc. Eso sí, lo que no soporto es que haya gente joven conservadora y que intente retroceder en vez de avanzar.
Esto se ve en ciertas personas jóvenes tanto en su forma de entender aspectos de la vida, forma de vestir, etc. Me da rabia esto ya que ¡si cierta gente joven se resiste al cambio lo llevamos claro!.
Creo que en las personas mayores es algo entendible, pero en la gente jóven, ¡no tiene ni pies ni cabeza!, aunque claro, también habría que preguntarse ¿en que ambiente familiar se han desarrollado estos jóvenes?
Pero a lo que voy es a la poca preparación social que todavía existe en España para entendernos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario