miércoles, 28 de marzo de 2012

otra prueba de que las cosas se pueden hacer mucho mejor

Este escrito empezará narrando una noticia que ayer mismo ví en el telediario de la noche.
La noticia me interesó, pues estaba relacionada con el ámbito educativo y con la enseñanza.
Se trata de que ciertos profesores con el objetivo de llevar a cabo una enseñanza más constructivista y dar una mejor respuesta a las necesidades presentadas por los alumnos, intentan acercar los contenidos curriculares de una forma más dinámica y significativa. Por ejemplo se daba el caso de un profesor que enseñaba las matemáticas con fandangos, otro profesor que utilizaba puzles para mejorar la inteligencia espacial y otros profesores que utilizaban las NTIC para todo tipo de aprendizajes.

Recuerdo al hilo de esto, que cuando mi primo de 16 años iba a 2º de ESO en el instituto público de bembibre, tenía un profesor de plástica al que tenía tanto él como el resto del alumnado un especial cariño y consideración.
¿Por qué?
Pues muy sencillo. Resulta que en lo que mi primo contaba de dicho profesor, solo decía cosas positivas. Esas cosas eran:
“conrado es el mejor profesor del instituto porque no es aburrido”
“con conrado no damos clase en el aula sino que nos saca fuera”
“conrado es la caña porque hoy nos llevó a hacer plástica por la calle”.

¿Qué estaba diciendo mi primo en realidad?
Pues nada más y nada menos, que el susodicho conrado, llevaba a cabo una enseñanza de tipo constructivista!
Si si, exactamente eso!

¿Por qué le tenían tanto cariño y cuando se marchó del instituto hubo hasta una recolecta de firmas para que se quedase?
Pues porque conrado era cercano, porque conrado hacía de la enseñanza algo dinámico y divertido, porque con conrado los alumnos no se sentían como en segundo plano y en definitiva, porque conrado seguía la enseñanza que se debe seguir si se quiere progresar y erradicar ciertas dificultades como el absentismo escolar.

“este chaval no me respeta”, “este chaval se pira constantemente las clases” o “con este grupo es imposible dar clase”.
Son algunas de las frases o dichos que muchos profesionales de la enseñanza de este país se saben al dedillo, y repiten por doquier.
Son frases que aunque parezca que están vacías de contenido, en realidad incluyen muchos matices que reflejan una realidad: la escuela ha perdido el camino de la sociedad.

Esto es palpable tanto desde fuera como desde dentro. ¿Por qué sino los alumnos abandonan tan prematuramente el sistema educativo o no aparecen por clase muchas veces?
Pues porque no se sienten partícipes de su proceso de enseñanza-aprendizaje, ni perciben que la escuela en conjunto conecte con su realidad plagada de tecnología y que cambia a un ritmo vertiginoso.
La escuela se ha quedado anclada en otra época ignorando que la sociedad ha avanzado y lo sigue haciendo.

Este cambio social es constante, es acelerado y está insertado en el paradigma de la sociedad del conocimiento.
¿Por qué entonces la escuela como parte integrante de la sociedad y como fuerte agente socializador no ha evolucionado al ritmo de la sociedad que la sustenta?
Pues porque no existe en ella voluntad de cambio.

La escuela como institución que es, tiende al hermeticismo y a ser cerrada.
Todo ser humano como condición inherente a su yo, tiene miedo al cambio y a lo desconocido.
Esta sociedad nos está cada día diciendo que no se puede uno dormir en los laureles ni ser pasivo ante el cambio.

Pero lógicamente los cambios exigen una actitud positiva hacia los mismos y una voluntad de cambiar.
Creo que lo que sucede en el caso de la escuela, es que precisamente lo que falta es voluntad de cambio.
Un cambio exige forzosamente una adaptación de estructuras hacia algo nuevo y diferente, y por ello nuevas formas de organización y trabajo.
Esto a su vez exige por así decirlo “cambiar el chip” para adaptarse a aquello que surge como novedoso.

La actitud de la mayoría de profesores no es proclive al cambio, ni está a la altura de lo que la sociedad del conocimiento demanda.
Por eso luego pasa lo que pasa: profesores agredidos por sus alumnos, alumnos que no pisan la clase en todo el curso y niños pequeños que todos los días cuando los levantan para ir a la escuela es para ellos el peor de los castigos.

La escuela es un potente agente socializador y el medio por el que una persona se moldea y adquiere paulatinamente un rol social y un autoconcepto propio.
Es de recibo pensar que si esta no conecta con el mundo del alumnado que al fin y al cabo son sus clientes, no va a crear buenas expectativas, ni buen autoconcepto ni generará personas cualificadas para un desempeño social óptimo.
¿Cómo un alumno va a sentirse a gusto en una clase y motivado cuando el profesor le está todo el día llamando vago, torpe o le está castigando?
Esto es un disparate por principio. No puedes pedir lo que no aportas.
Un alumno para que se sienta integrado totalmente en la escuela, esta a de ser cercana, ofrecer contenidos significativos y sobre todo, que esta no haga de juez del alumno.

Este cambio exige en el profesorado a su vez otro cambio.
No les digas a muchos profesores que dejen de lado los libros de texto!
Y más aún, que ellos han de elaborar sus clases mediante unidades didácticas!

Que escándalo!
Seguro que dirían que les estamos sobrecargando de trabajo, que no les pagan para eso o que el alumnado a de ser quien se adapte al sistema escolar.
Luego claro, se quejan de que muchos chavales les agreden!
No me extraña, a mí me están diciendo en el colegio (y de ehcho lo hicieron) que soy vaga, que no valgo más que para dar problemas o que me porto mal, y desarrollaría un odio monumental hacia el profesor!
El profesor en muchos casos se cree dueño de la escuela, el único en quien el alumnado y los padres deben creer y por ello con potestad absoluta para juzgar y decir todo lo que se le venga en gana.

El profesor a de ser mediador en el aprendizaje, a de hacer que el alumnado se sienta partícipe y a de ser un agente potenciador de cambio y dinamizador del mismo.
¿Qué es eso de decirle a un alumno que le trate de usted?
Nada de eso, el profesor a de ser una persona cercana y permitir que el alumno penetre en su propio mundo y a su vez, penetrar él en el mundo del alumno.

Pero con la disposición de las clases, ya implícitamente les estamos diciendo a nuestros alumnos, chicos, aquí hay dos mundos diferenciados, el mío como sumo profesor, y el vuestro, como sumisos alumnos.
Y luego nos quejamos del absentismo escolar!
Como vamos a pretender que el alumnado nos vea como cercanos y sienta cariño hacia nosotros si ya de entrada nos ponemos delante de él como si fuéramos sacerdotes diciendo misa?
Esto no es el camino, la escuela a de cambiar su disposición para hacer al alumno más protagonista y no hacerle entender que es el receptor y oyente del proceso.

Aquí en españa cuando se empezó a oír hablar del plan bolonia, casi todo el mundo se puso en pie de guerra contra él.
Decían que iba a ser menos equitativo, que exigiría más trabajo por parte del alumnado y que sería menos presencial.
Entonces que queremos?
El plan bolonia es el gérmen del constructivismo en la universidad, y que curioso, todo el mundo se manifestó en su contra!

Está claro que en este país no estamos preparados para un cambio de esta índole, de ahí que noticias como la que al principio he expuesto, salgan en el telediario. Salen porque son excepciones, si fuesen una rutina no saldrían.
En otros países como estados unidos o los países escandinavos, tienen una enseñanza totalmente constructivista y el alumno tiene casi todo el peso en el sistema educativo. La comunidad educativa es dinamizadora y colaborativa entre sí, no como en españa que a veces me da la sensación de que lo de las AMPAS es algo folclórico o decorativo.

En una ocasión, una profesora de mi facultad nos mostró en clase un vídeo de cuando ella hizo prácticas de magisterio en suecia.
En serio, si no nos pone ella el vídeo y no sé que es profesora, hubiese pensado que se trataba de una película de ciencia ficción.
Era un sistema tan distinto del nuestro, que dejaba con la boca abierta a observadores como yo.

Allí el alumnado de infantil, ya con cuatro años hacían asambleas para discutir el horario de clases, lo que aprender o no y cada cual cuando llegaban por las mañanas cogían de forma totalmente autónoma sus trabajos y ellos mismos se ponían a trabajar.
Todo lo contrario que aquí, donde a los pobres niños de infantil en la mayoría de los casos, cuando sus papás les levantan para ir a la escuela, echan más lágrimas que un océano.
Es decir que en este sistema se dejaba un gran peso al alumnado, y curiosa jugada, el profesorado es allí muy respetado!

Y ni que decir tenía el caso de los alumnos con necesidades educativas específicas.
Allí estaban todos integrados en centros ordinarios, lo de la educación especial segregadora no les suena de nada.
No les digas aquí a muchos profesores que un alumno con autismo o incluso con retraso mental a de estar en un aula ordinaria!
Lo disfrazan de argumentos inofensivos tales como “no se beneficiará del sistema ordinario” o “será un lastre para él”, pero en realidad lo que están diciendo es que no los quieren ni ver en centros ordinarios, porque molestan, dan guerra y no aprenden del mismo modo que la mayoría.
Pero a que jugamos?
Este alumnado al igual que todos (no olvidemos que el modelo estándar de aprendizaje y el alumno medio son falacias), aprende de diferente modo, a su propio ritmo y con sus propios recursos adaptados a sus características.
Pero esto exige poner en marcha ayudas, personal y dinero, que no todos están dispuestos a hacer, ese y solo ese, es el motivo de que en españa y otros países, exista la educación especial segregada.
El alumnado de educación especial, es un grupo muy heterogéneo al igual que el resto del alumnado, y las diferencias que guardan con estos la mayoría de las veces están más en nuestra cabeza que en la realidad.
Que si no pueden jugar con los demás porque juegan a otras cosas, que si no se encuentran cómodos con los otros niños porque son distintos, o tonterías del estilo en forma de argumentos segregadores, son las que salen por la boca de muchos profesionales de la educación para justificar lo injustificable: la segregación en la educación.
Entonces si nos ponemos así, a los niños los ponemos en un colegio y a las niñas en otro, a los ciegos en uno y a los sordos en otro, y hasta a los rubios en uno y a los morenos en otro.
Que tonterías, madre mía!

Lo que se a de hacer es convivir todos juntos, ya que las diferencias en el momento en que se conocen a las personas, se da uno cuenta de que no existen tanto, sino son cosas tan insignificantes como que un niño pueda hablar y otro no, que un niño pueda ver y otro no o que un niño sea varón y una niña mujer.

Por eso yo siempre defenderé el constructivismo educativo y la integración, y no se me llenará la boca hablando de ello y luego en la práctica no defenderlo.

Y cuando hablo de esto sé de lo que estoy hablando, porque soy dos veces maestra y prontamente también seré psicopedagoga.
Así que la escuela que no me venda la moto, que yo ya pagué el mercedes!

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