lunes, 7 de mayo de 2012

desde dentro de mí con todo mi amor, para ti querida amiga jenifer

Esto es un homenaje a una chica llamada jenifer, a la cual conocí en un centro de la ONCE ubicado en Sabadell, al que asistí hace ocho años, cuando yo contaba tan solo con 18.

En ese centro estuve dos meses y medio, desde el 25 de abril hasta el 9 de julio. Fue en 2004.
El propósito de acudir a dicho centro fue fomentar mi autonomía tanto en la vida diaria como en los desplazamientos.
Allí coincidí con todo tipo de personas, desde mayores a jóvenes, con múltiples caracteres y de muchos rincones de España.
Eso si, todos y todas tenían un denominador común que era la falta total o parcial de visión.

La chica a la cual este post pretende homenajear era de allí mismo, de un pueblo cercano.
Por esta razón ella no estaba interna como los que éramos de fuera, únicamente acudía al centro tres días a la semana.
Ella tenía 21 años, y era un amor.
Recuerdo nuestras conversaciones sobre moda, parejas, y otras cosas propias de la edad que atravesábamos.
Su problema visual vino ocasionado por un tumor cerebral, el cual todavía no había conseguido curar.

Jenifer era alta, con un pelo precioso castaño, aunque postizo a causa de la quimioterapia. Era delgadita, y tenía un cuerpo muy bien constituido.
Su carácter era alegre, sociable y muy abierto, pero si hay una palabra que define a jenifer, para mí es la sonrisa.
Siempre se reía de cualquier cosa, y los gestos sonrientes inundaban su cara redonda y suave.

Le apasionaba la moda y las compras, además de salir de marcha con sus amigos y amigas, y como no, con su pareja.
Recuerdo que en aquel momento había iniciado una relación con un chico, con el cual estaba feliz y muy animada.
Tenía proyectos tales como trabajar y hacerse un viaje a Ibiza con su pareja aquel mismo verano.

Jenifer era así, una continua lucha ante su terrible enfermedad.
Sus palabras eran siempre de optimismo y perseverancia, y su presencia iluminaba cualquier conversación y charla.
Era animada y bromista, y le encantaba la música moderna y bailar.
Conmigo lo hizo muchas veces, las cuales siempre recordaré con regocijo.

Para mí jenifer fue una amiga entrañable y noble, de esas que la memoria nunca olvida.
Bailamos juntas, charlamos, aprendimos muchas cosas y sobre todo, nos compenetrábamos a la perfección sin duda por la proximidad de nuestras personalidades.

Cuando me hablaba de su lucha con su enfermedad, a menudo mostraba esperanzas de curación. Me contaba como a causa del tumor y de su consiguiente pérdida de visión perdió a muchos “amigos y amigas” y también a su pareja.
Pero ella no decaía y luchaba por seguir adelante, mostrando al mundo que se logra más con la lucha que con el resentimiento.

Cuando llegó la fecha de venirme a casa, lógicamente no quise perder el contacto con una persona tan agradable, y nos dimos nuestros números de móvil.
Pero desgraciadamente las nuevas tecnologías a veces nos juegan malas pasadas, y ella debió perder el mío, y a mí como me lo dio en papel, también lo perdí por desgracia.
Con lo cual desde aquel momento solo quedó en mi mente el recuerdo como amiga y compañera de la inolvidable jenifer.

En estos años, nunca he dejado de pensar en ella ni la he olvidado.
Dado que una de mis características es la de no olvidar a la gente a la que he querido y soy muy de recordarles, yo he intentado imaginar que habrá sido de la vida de todos aquellos compañeros y compañeras que tuve en ese centro.
Dado que jenifer era tres años mayor que yo y debido a su carácter y deseo de salir adelante, jamás pasó por mi mente el triste final que la vida le tenía preparado.
Me imaginaba la vida de jenifer como una chica que habría encontrado trabajo o habría empezado algún tipo de estudios, que seguiría con su pareja o incluso que se hubiesen casado y tenido familia.
Me imaginaba que jenifer seguiría tan risueña y enérgica como siempre, y que su vida se habría normalizado después de su larga lucha contra su terrible enfermedad.
Pero desgraciadamente mi imaginación falló.

Este fin de semana, cuando hablé por teléfono con otra de nuestras compañeras en el centro que también era catalana y por tanto amiga de jenifer, me dijo lo que yo nunca habría deseado oír.
Jenifer falleció hace dos años, sin duda este mundo perdió a una gran persona y a una fiel luchadora.
Al escuchar esto de boca de mi compañera, me quedé sin habla, triste y con gran amargura.
Me dijo que jeny que era como le gustaba que la llamasen, no pudo vencer su enfermedad, y tuvo una nueva recaída, de la cual nunca salió.

Por eso mi post de hoy va para ti amiga jeny.
Amo tu sonrisa, vitalidad y energía.
No te olvidaré jamás, y sé que tú a mi tampoco.
En el cielo serás la alegría de quienes llegan, y les alentarás tal y como hacías en la tierra para que luchen y no decaigan.
Tu enfermedad te ha llevado de este mundo pero no de mi memoria!
Te quiero amiga jeny, con un eterno e infinito amor, este post es para ti.
Gracias por presentarte en mi camino!
Para mí y para quienes te quieren siempre estarás en nuestros corazones.
Tu amiga sara.

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