Hola queridos internautas!
Hacía ya un tiempito que yo no aparecía por aquí para
escribir, para contar algo.
Pues aquí está el regreso de la conejita!
Pero esta vez no será conejita fashion sino conejita
enferma.
Si queridos lectores, estoy pasando una temporada algo por
así decirlo de aguas turbadas. Pero eso si queridos amigos, jamás he perdido el
humor ni las ganas de vivir.
Cuando hay dificultades del tipo que sean nunca hay que
crear otra añadida, hay que luchar y tratar de “esquivar” el bache que la vida
trae.
Recordar siempre que existen dos cuerpos, el físico y el
energético, y ambos se influyen mutuamente. Con energía todo sale a flote!
Pues os explicaré cual ha sido la causa de todo.
Resulta que debo llevar como un mes, un mes va a hacer más o
menos, orinando sangre con coágulos. Si, el pisete venía con complemento!
Cachis la mar, yo que en la última analítica que me hice
hará unos dos años y medio me dio bajada de hierro, pues otra vez a perder
sangre! Cuando pase todo este lío, me dedicaré a comer puntas o tornillos!
Pues así comencé como digo, hará ya casi un mes. Yo al
principio no había querido decir nada en mi casa, porque todo hay que decirlo,
tengo una fama de hipocondriaca de flipar!
Claro, como desde que nací ya casi la primera palabra que
dije fue “quirófano”, ya en cuanto tengo cualquier síntoma raro, o que a mí me
parece así, ya creo que tengo plurienfermedades!
Así soy!
Pues eso, al principio calladita, a ver si la cosa se pasaba
con la varita mágica del hada de cenicienta…..
Como es obvio ( para mi desgracia y la de muchas personas
dadas a la fantasía) las varitas mágicas aún no las han inventado (que nadie dude
de que las va a patentar apple no tardando mucho), y por ello seguí orinando
del mismo modo.
Vamos, que aquello parecía la marea roja! Pero no por que
cada vez que orinase viniesen conmigo al baño un grupo de manifestantes de
izquierdas, sino por lo que yo echaba de dentro de mi body.
Hará como tres semanas o así me fui al pueblo, y en cierta
ocasión en que fui al baño, fue mi abu la primera en dar la voz de alarma.
Me dijo “sara, hay sangre aquí”!. Yo pensé un poquito mal la
verdad, porque la regla no me tocaba aún, pero me tranquilicé porque mi tía
vive con ella y quizá a ella si le tocase.
Pero siempre hay que hacer caso a la voz de la experiencia,
que es la madre de la ciencia!
Las abus cuando hablan, palabras dicen!
Y así seguimos hasta que un martes, irá a hacer ya un mes,
en uno de los múltimples descansos que tengo entre clase y clase (son varios
porque de lo contrario acabaríamos más estresados que un agente del FBI), voy
al baño (cosa habitual también en mí porque meo más que bebo), al limpiarme
saco la mano pringosa de sangre y coágulos (vamos que de no ser por los nervios
que se me pusieron soy capaz de echarle una lambetada porque aquello tenía una
pinta que no veas de mermelada de fresa).
Ya se confirmó la cosa! Si, mis sospechas eran ciertas, mi
abu tenía razón, y yo no era tan malpensada como parecía!
Orinaba sangre con coágulos, era cierto, tenía la mano
sucia….. que nerviosa me puse…. Casi se me cae el anillo que llevaba en la mano
para la taza! Menos mal que no era uno que tengo de oro blanco con un diamante!
En ese momento no supe que hacer, aún no era la hora de irme
a recoger mi madre a la uni, y yo no podía concentrarme en nada después de lo
que ví.
Yo no sé si hice bien o no, pero acto seguido de lavarme y
vestirme, me fui a uno de los múltiples bancos que hay en mi facultad a estar
allí con el ordenata y a buscar en internet las causas de orinar sangre como yo
estaba haciendo.
Encontré muchas cosas, vamos, que el ordenador se volvió
loco buscando!
Al parecer los médicos que son muy de mi estilo en su
vocabulario y todo lo adornan mucho, a esto de la orina con sangre le llaman
hematuria. Claro, jo, ya se me olvida el griego, es cierto, hemos sangre y
turia derramar en este caso orinar.
Pues eso, la hematuria responde a diversos diagnósticos.
Uno de ellos y el más común, son problemas renales o
vesicales de diversos tipos: cálculos (no, no de mates, no, significan
piedras!), pólipos, o enfermedades más graves como tumores o cáncer.
Puf, mis nervios aumentaron más!
No era nada esperanzador lo que estaba leyendo. No, no lo
era….
Pero allí me quedé, buscando y buscando, no es bueno a veces
ese afán de información que te hace confundirte más que esperanzarte.
Luego mientras venían a recogerme fui a donde la conserje
que es muy amiga mía, y le expliqué lo ocurrido.
Me dijo que hiciese el favor de ir a urgencias por la tarde,
yo no quería ir a pesar de mis nervios porque tenía un examen, y no quería
dejar plantado al profe. Para que luego digan de que no soy aplicada e?
Pues así lo hice. Cuando vino mi madre, vinimos para casa a
comer (a mí casi no me entraba nada), y luego fuímos al hospital a urgencias.
Bueno claro, se me olvida apuntar que el susto que se llevó
mi pobre madre fue mundial, casi tanto como el mío, pero ella de diferente
modo.
Y nada, para urgencias se ha dicho!
Y ya se sabe, que a esas horas en las urgencias hay más
gente que en un estadio de fútbol en la final de la copa de europa. A esperar,
y no sé porqué, pero en las esperas mis nervios aumentan.
Y lo de siempre, toma de datos, pegatinas y más pegatinas,
etc etc.
Cuando llegó mi turno me pasaron con una doctora
encantadora, y me empezó a hacer preguntas de todo tipo: cuanto tiempo llevaba
así, que notaba, si orinaba más de lo habitual, etc.
Decidió hacerme un análisis de orina y otro de sangre, para
ver por donde se encaminaba el diagnóstico.
No sé ni como tuve fuerzas para orinar en ese vasito!
Otra vez a esperar, hasta que me llamaron de nuevo.
Entré nerviosa…. No quería oír nada malo…..
Y efectivamente no lo oí, ni bueno ni malo.
Me dijo la doctora que no había encontrado nada, todo era
normal. Ospis, y porque entonces yo orinaba de ese modo?
Me mandó hacer unas radiografías de la vejiga y del riñón, y
de nuevo nada.
Vaya vaya, ahora resulta que yo tenía alucinaciones
hemofílicas!
Dado que no hayaron nada en ninguno de los exámenes allí
hechos, me mandaron que fuera a la médica de cabecera para que me diese un
volante con preferencia para el urólogo.
Había que saber de donde venían esos coágulos y la sangre.
Yo para quedarme más tranquila le pregunté a la doctora del
hospital a ver si me podía decir algo.
Lo que me dijo no era muy distinto a lo que yo había leído:
que si podían ser cálculos, que si podía ser alguna infección gorda, etc.
Bueno, de momento no era nada y yo estaba ya preocupada de
antemano. Como seremos así los humanos, adelantarnos siempre a los
acontecimientos antes de que ocurran! Y si encima nos adelantásemos para bien,
pero oye, que jodidos somos, siempre pensando mal!
Al día siguiente jueves nos fuímos como postas a la médica
de cabecera a pedirle el volante para el urólogo.
Uro, uról, urólogo, que palabra tan complicadita!
Era un especialista al que yo no conocía aún, por increíble
que parezca, nunca había ido a un urólogo!
Ya sabéis, es el especialista sanitario encargado del
estudio del aparato urinario: riñones, vejiga, y todo eso.
Me dieron pronto la vez, para dentro de una semana. Conmigo
ya tienen ojo, me deben de tener más miedo que al lobo, con mi historial
clínico no me extraña! Es más gordo que el libro de pedrete!
Pues al cabo de una semana (entre medio estuvo el festival
de eurovisión que yo cuando ví el puesto de españa creo que ya directamente ni
orinaba), fuímos al urólogo.
El lugar de consultas que yo tengo asignado aquí en león se
llama josé aguado, y a ver, no soy dada a creer en temas de energías y auras ni
nada de eso, pero ese sitio me transmite malas energías. No sé, es así como
oscuro, viejo, ba, no me gusta nada!
Uf cuando vimos al susodicho urólogo!
Encima de ser mi primera vez, ya me podía haber tocado un
tipo más agradable!
No soy dada a juzgar por las apariencias, pero ese tío no me
gustó nada. Estaba obeso mórvido (luego son ellos los que mandan ponerse a
dieta), tenía voz de medio cura y hablaba para el cuello de la camisa.
No os lo perdáis, en cuanto entré, su primera pregunta fue,
tú trabajas en la ONCE?
Eso si que son médicos e?
Ahí , en vez de por tu estado de salud, interesándose por tu
vida laboral! Así me gusta, para que se cotice a la seguridad social!
Y encima no solo eso, si no que tenía que ser en un lugar
concreto, en la ONCE, claro, para donde va a ir la ciega sino para allí!
Es terrible, la de prejuicios que aún hay que desterrar en
esta sociedad, y lo que me parece aún más grave es que los tengan personas que
trabajan cara al público y encima con enfermos, pero bueno, como decía
sabiamente albert einstein, “es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio”.
Pues nada, allí me senté, por fin comenzó a hacer las
preguntas que interesaban. Yo la verdad no le oía muy bien, menos mal que tenía
a una chica allí con él que no sé si era también médica o enfermera que me iba
haciendo como de intérprete que si no, no le hubiese entendido ni de la misa a
la media!
Después de hacerme algunas preguntas, me sentó en una
camilla que allí había.
Me tocó el abdomen, la zona donde yo creo que está la vejiga
y los riñones y me presionó. Me dijo a ver si me dolía, y le dije que no.
También me hizo eso mismo en la espalda a la altura de los
riñones y le dije lo mismo que anteriormente le había dicho.
Solo me dolió un poco en el costado derecho, pero él no se
debió percatar con la empanada mental que tenía…..
Ese día además yo estaba algo mal, porque el día anterior
había ido a clase de pilates y no sé si fue a causa de ello o porqué razón,
pero al finalizar la clase se me cortó el chorro de orina. Era imposible, que
mal lo pasé!
Tenía un atasco gordo!
Se lo expliqué, pero a él le debió dar igual. Seguía con sus
preguntas laborales, estaba ciertamente interesado en este aspecto de mi vida.
Oyes, igual hasta pensó que era rica y me quería ligar!
A saber!
Porque para estar tan interesado, algo debía haber por ahí!
Pues nada, al final acabamos discutiendo, tanto mi madre
como yo con él. Tanto me estaba cansando su divagación, que en una de estas, le
dije, vamos a ver, esto que a mí me sucede es de vida o muerte?
Entonces me dijo la misma retaíla que me habían dicho en el
hospital y que yo ya me sé mejor que el padrenuestro: que si podrían ser
piedras (bueno ellos en plan finolis le llaman litiasis), que si cistitis
(infección urinaria) o algo malo tipo cáncer o demás (que horrenda me suena esa
palabra, no hay sensación tan horripilante que pueda igualarse a eso para mí).
Me dio para hacer una ecografía, de riñones y de vejiga para
ver si se veía algo. Ooooo, ya algo avanzamos!
Me dieron vez para hacerla en una semana, y en esa semana
tampoco me aburrí.
Hubo un día que tuve maxiatasco, que difícil era orinar para
mí!
Para orinar tenía que improvisar hasta pasos de ballet!
No había manera, debía haber algo taponado, y no salían más
que gotitas.
Que mal se pasa, es horrible ver que tienes ganas y no
poder. Y más una persona que ya de por sí orina mucho.
Vamos, que al día siguiente fui para la universidad con una
barriga que parecía que el niño vendría por el camino!
Al final logré ir al baño, relajarme y salió todo, no sin
antes haber un desfile de coágulos.
Esto ya me estaba mosqueando bastante, no entendía nada ni
los profesionales sanitarios me habían dado ninguna respuesta fiable.
A la semana siguiente fui a hacer la ecografía.
Tenía ganas , por lo menos algo iba a saber.
Me mandaron beber agua, puf, vaya barrigota!
Se pasa mal también, porque encima luego te aprietan en la
vejiga con ella llena.
Te huntan con un gel pringoso, que encima está de un frío!
El médico de este sitio directamente no hablaba, solo me
preguntó mi nombre y apellidos…. Casi mejor que no hubiese hablado lo poco que
lo hizo……
Yo estaba algo mal, porque encima de todo lo que había
bebido, el tío aprieta y aprieta (a ver yo no digo nada porque sé que esto es
así), para ver lo que había.
Cuando la máquina hace el pitidito siento un alivio, por fin
se acabó!
Mi madre fue a donde el doctor a preguntarle a ver si veía
algo, yo me quedé quitándome el gel pringoso con la sábana.
Tan afanada estaba yo en librarme de tan pegajoso y frío
gel, que apenas reparé en lo que mi madre y el doctor estaban hablando a pocos
metros de mí.
De repente y como si de una alarma se tratase, oí gritar y
llorar a mi madre. Al principio solo la oía decir aiii, aiii, y en una de esas
le oí decir desesperadamente, “pero si ya tuvo uno”!.
cómo?
Que le había dicho el doctor?
Acaso le había dicho que yo volvía a tener cáncer?
En ese momento me levanté sobresaltada de la camilla, ya me
dio igual el gel, y hasta estar medio desnuda.
En esto vino una enfermera porque ella creía que yo quería
ir al baño. Efectivamente, yo tenía ganas terribles de ir al baño, pues llevaba
dentro nada menos que dos litros y pico de agua! No está mal e?
Pero en ese momento (mi madre seguía voceando), yo no tenía
casi ni rumbo ni concierto. Ví a mi madre tumbada en una camilla, casi mareada.
Entonces me dijo la enfermera que el doctor le había dicho a
mi madre que algo había visto, y me llevó al baño. Yo me puse a llorar,
desesperada. Miles de ideas pasaron en ese momento por mi mente: la enfermedad,
las horribles sesiones de quimioterapia, los quirófanos oscuros y fríos, todo a
la vez y todo terrible.
No estaba bien, salí del baño sola y sobresaltada, gemiendo
y llorando.
Ví a mi madre que venía por mí para vestirme y ambas
lloramos desesperadamente. Me dijo a ver si había oído algo, y le dije que si.
Me dijo que habían visto algo, y por eso estaba así. Yo le pregunté que era, y
me dijo que un tumor en la vejiga.
La enfermera trató de calmarnos, pero no fue tarea fácil.
Estábamos muy perturbadas, no creíamos lo que acabábamos de
oír.
Haré un inciso en todo este relato para hablar del
comportamiento del susodicho médico. No dije que cuando oí llorar y vocear a mi
madre, también parejo a esto escuché voces y frases tales como “esto es lo que
hay y dos más dos son cuatro”, o “me da igual”.
Eran frases de indiferencia, de desprecio absoluto hacia mi
madre, que en ese momento trataba de que el susodicho le arrojase un poco de
luz ante lo dramático de la situación.
Pues nada, no hubo manera. Luego me comentó mi madre que le
había dicho el tío que a su suegra también la operaron de eso, siete veces y
que la cosa era así.
Como alguien puede tener tanta indiferencia hacia los
sentimientos ajenos?
Y ser tan terriblemente déspota y grosero?
Diré algo sin que sirva de precedente. A funcionatas como
estos, yo no les había quitado la extra, sino la paga!
Que se jodan! Si no valen para su puesto, que vayan al monte
a criar cabras, o dejen paso a otras personas que están al paro y ansiosas por
trabajar en aquello que aman.
Es terrible, aquel día a causa de ese energúmeno pasamos un
día fatal. Yo directamente parecía una zombie, no se como saqué fuerzas para ir
a bailar por la tarde.
Pero quedarse en casa tampoco es la solución, el sofá no da
nada.
Cuando mi madre llamó a mi padre para contarle, este se puso
fatal, le resultaba increíble que todo me pasase a mí.
Y en cierto modo es verdad.
Desde que nací llevo así, y parece que no acabaré nunca.
Pero oye, luego tendré una ventaja! Cuando sea mayor y ya
esté curada de todo, a ver quien tiene narices y me mata a mí, e? luego ya no
me van a afectar los achaques de la edad, claro, ya los viví de joven!
Pues así fue, el día transcurrió entre la indignación y la
tristeza. Yo comí, tenía que comer algo, pues no había desayunado por el tema
de la ecografía, y estaba hambrienta. Aún así, yo metía la comida pero ella
salía.
Fue tremendo, momentos así nunca deberían ocurrirle a nadie.
Al día siguiente de todo este caos (no sé ni como pude
dormir, realmente las cápsulas de hervolario que tomo son milagrosas), fuímos a
la consulta del urólogo que me había mandado a hacer las ecografías. Si, al
tipo que tanto interés le suscitaba mi empleo.
Para empezar yo iba sin cita. Ojo al parchaje, supuestamente
me habían visto un tumor vesical, y no me derivaron a ningún especialista!
Increíble, no?
Para que luego digan de la sanidad de este país…..
Pues como fui sin cita tuvimos que llamar allí, a la
consulta, a ver si el susodicho tenía un deje de humanidad y me quería atender.
Mi madre entró, yo quedé fuera. No me apetecía escuchar
nada, tenía miedo, estaba mal.
Cuando mi madre salió me dijo que en breves nos atendería,
que el tío le había dicho que a él también tenían que operarlo de un tumor, y
que iba a mirar las ecografías del día anterior.
Entré, me senté , estaba nerviosa, no esperaba nada bueno.
Tardó un rato en hablar, miró las ecografías en el ordenador
y habló por fin de algo médico.
Aquel día estaba más relajado que la semana anterior, al
menos no me entrevistó tanto.
Me dijo que tenía litiasis (o sea cálculos ), que se veía
algo en la vejiga que pudiesen ser verrugas o algún quiste, que el riñón
derecho estaba dilatado y que me mandaba al hospital para que allí me hiciesen
una cistoscopia y que ellos tomasen la decisión óptima.
Ai, nadie sabe el alivio que sentí!
Por lo menos ya no pronunció esa horrible palabra….. parecía
que el diagnóstico era otro!
Y así fue. Este viernes fui al hospital a hacerme la
cistoscopia, que no es más que una prueba consistente en introducir un fino
tubo por la uretra, para ver la vejiga en su interior mediante una lente que
transmite las imágenes por vídeo.
Los nervios volvieron de nuevo a mí. Tenía miedo de que me
dijesen algo malo, que me hiciesen daño
y mil cosas más.
Jamás había hecho una prueba de esas, y mil dudas me
asaltaron. Al principio según rezaba en el informe me la iban a hacer sedada,
lo cual aumentó más mi nerviosismo, pues a pesar de que soy consciente de que
la sedación no se hace para otra cosa que para lograr bienestar y relajación en
el paciente, el tema ese de no tener control sobre las situaciones me provoca
verdadero pánico.
Otra vez me tocó esperar y bastante, porque mi pobre madre
con la perturbación que llevaba debió leer mal el papel de citación y en vez de
ir a la hora, fuímos una hora antes. Así que a esperar se ha dicho!
Cuando uno espera a una consulta médica siempre tiene la
oportunidad de conocer gente que esté pasando por lo mismo, y de algún modo
esto sirve como alivio. Conocimos a un matrimonio que él tenía también
problemas de mi tipo, es decir orinaba sangre y estaba en fase de pruebas al
igual que yo, pero él iba ya a recoger unos resultados.
Ese día vino mi padre con nosotras, pues cogió el día para
ello en el trabajo.
Pues buenno, a esperar, yo fui en ayunas por si las moscas,
porque como nunca me habían hecho una cistoscopia pensé que quizá hiciese falta
ir en ayunas. Más vale prevenir que curar!
Y así espera y espera, llegó el médico y comenzó a entrar la
gente.
Yo era de las últimas, así que más espera!
Cuando llegó mi turno tardé en levantarme, no quería entrar,
me daba miedo. Desde luego que miedica me he vuelto e? cualquiera diría que
entré a un quirófano a los seis meses de vida o que estuve un año y medio
poniendo quimioterapia!
Pero debe ser que con los años uno va siendo más consciente
de todo y piensa más en todo. Si, la edad tiene contrapartidas sin duda….. que
bien se está siendo niño…..
Por fin entré, me senté frente al doctor y mi madre le
entregó el informe que le habían dado.
El médico me preguntó la edad, le dije que 27, y comenzó a
leer el papelito.
Silencio. De pronto para, se dirige a mi madre y dice que no
entiende nada. Me empieza a hacer preguntas acerca de mi estado y de lo que me
pasaba al orinar. Lo noté al principio muy serio, pero interesado en arrojar
luz al tema.
Sigue leyendo, y cuando para le pregunta a mi madre a ver de
donde venimos (de que centro sanitario) y que me habían dicho allí. Mi madre le
contó todo, lo del urólogo y lo del animal del que me hizo la ecografía.
El doctor dijo que no entendía como mandan a los pacientes
sin estudiar, dijo que yo iba sin estudiar y que ya no era la primera que había
sido mandada allí sin estudiar por esos dos energúmenos. Me dijo que el
anterior paciente también venía igual, que el médico que me hizo las ecografías
tiene mala fama y que a una paciente le había tirado los tejos.
Vaya vaya, no pierden el tiempo estos e?
Ya ya, ahora entiendo yo porque muchos estudian medicina!
Para ver cuerpecitos tiernos! Ai pillines pillines, que ya
sé de que pata cojeáis muchos!
Lo dicho, a muchos funcionatas dejarlos sin extra es poco,
había que dejarlos sin sueldo y mandarlos al campo a cuidar ovejas.
Cuando decía todo esto, el doctor me empezó a transmitir una
sensación de tranquilidad, me dijo lo que ponía en el informe, y también miró
en el ordenador las ecografías.
Tanto él como la enfermera que tenía nos animaron a mi madre
y a mí a protestar, a ponerles una queja a esos dos incompetentes.
Y así será, que a nadie le quepa duda de ello. Esos tíos nos
van a querer oír. Si todo el mundo calla, jamás cambiarán las cosas, todo el
mundo a de ser consciente de que estas personas trabajan con vidas humanas, y
comen a nuestra costa.
Este doctor me dijo que había una piedra en el riñón pero
que era poquita cosa, que el riñón derecho estaba dilatado, que se veía una
masa en la vejiga, y que había que subir a hacer una cistoscopia.
Yo le dije que tenía miedo, y él me dijo que él también pero
que le resultaba mejor hacer eso que irse a la cafetería.
Y así debe ser. Un médico para mí tiene que tener unos
ideales en los que prevalezca la ética y el amor al ser humano por encima de
todo, pues tienen en sus manos la nada fácil labor de preservar el bien más
preciado que tenemos, que es la salud y en definitiva la vida.
También me puse de pie y le señalé en que lugares noto más
molestia, le conté toda la historia de los coágulos y de la sangre en la orina,
y le dije que no me sucedía siempre, que era a veces, que en cierta ocasión
tuve un taponamiento y que no tenía molestias significativas al orinar.
Visto y oído todo, nos indicó el camino para ir al ascensor
para subir a la planta donde me debía hacer la cistoscopia. Allá nos dirigimos
los tres, y cuando llegamos él y la enfermera venían detrás de mí y mis padres.
Mientras esperábamos a que el ascensor bajase (estaba más colapsado que el
metro de new Cork en hora punta), el médico me dio unos breves apuntes acerca
de la cistoscopia y en que consistía.
Yo iba algo más tranquila. He de señalar un apunte que para
mí es un absioma.
Cualquier persona puede tener el status que sea, tener un
puesto de trabajo y una formación ideal y super completa, pero como carezca de
calidad humana, todo lo anterior para mí queda vacío. Ante todo somos personas,
y como tales hemos de actuar ante los demás.
Subimos, prepararon la sala para someterme a la prueba y la
enfermera me indicó que debía descubrirme de cintura para abajo y me dio una
sábana para que me tapase.
Yo estaba nerviosa, tenía miedo a la sedación y a lo que me
irían a decir tras ver el interior de mi vejiga.
Me indicaron donde debía acostarme. Era una camilla similar
a un potro de los de dar a luz. Tenía que poner las piernas para arriba y estar
relajada. Jope, yo que en mi vida desearía tener hijos, ya estoy entrenada para
parir!
Me acosté, abrí las piernas y la enfermera me echó betadine en
la zona genital.
Yo me asusté, solo era betadine pero estaba frío.
Tanto la enfermera como el médico tuvieron en todo momento
la misión de tranquilizarme, me iban explicando en que consistía la prueba. Les
pregunté si tenían que sedarme y me dijeron que no.
Yo intenté relajarme y por momentos lo logré, porque el
médico me iba explicando y me hacía preguntas sobre mí para calmarme. La verdad
es que todo lo bordes e incompetentes que fueron los otros dos, lo tenía este
de profesional y cercano.
Así me gustan a mí las personas, y más los médicos ya que
cuando acudes a ellos y te pones en sus manos, se supone que es porque estás
chungo o mal de salud.
Por ello cuando son cercanos y cálidos a mí me da serenidad
y más calma.
Me metió el tubito, puf, que sensación tan rara! No es
dolorosa, pero si algo molesta. Notas más ganas de orinar, y no sé, como una
ligera opresión.
Además mientras te están mirando echan suero para ver mejor
el interior.
A medida que iba mirando yo estaba más tranquila. Dijo que
si, que se veía una masa en la vejiga.
Saca el tubo, uf que ganas tenía de orinar!
Él me dijo que eso de las ganas de orinar era culpa suya,
porque había introducido suero en mi vejiga.
La enfermera me dijo que debía beber mucha agua aquel día
para eliminar todo el suero.
Fui al baño, me limpié el betadine y me vestí.
Luego salimos de la consulta, a esperar hasta que me
volviese a llamar para decirme cosas y lo que había que hacer.
Aproveché para desayunar, que hambre tenía!
Estaba contenta, ví al doctor cercano y cálido, y eso me
llenó de esperanza.
Además no había sido tan tremendista como los otros dos,
parecía más cauto.
Entramos de nuevo, esta vez los tres (siempre entraba mi
madre sin mi padre), y el médico nos habló. Dijo que si, que en el interior de
la vejiga había una masa que había que extraer quirúrgicamente para su análisis
y así de paso limpiar la vejiga.
Algo así como un raspado.
Dijo también que me mandaba hacer un TAC abdominal con
contraste para cerciorarse de que lo de la vejiga estuviese o no provocado por
el riñón, y que ese TAC debía hacerse con “nivel 1 de preferencia” porque al
tener un órgano dilatado y estar todo eso ahí, había que verlo lo más
prontamente posible.
Aparte también me dijo que el riñón derecho no parezca que
funcione muy bien.
Claro, ahora ya entiendo porque mis padres me daban tanto la
paliza con que debía moderar el consumo de coca-cola! Yo era de las que bebía
un vaso todos los días, desde hace añitos ya!
Ahora casi no la pruebo, porque he leído que provoca
problemas renales a largo plazo.
Eso si, tengo un síndrome de abstinencia muy peliagudo! Ya
he alertado de ello a mis amistades y demás, para que si hago algo fuera de lo
normal o digo más tonterías de las habituales, sepan de donde viene la cosa!
Dado que el médico me vió nerviosa y algo guerrerilla, me
dijo “no des guerra, que es mi apellido”!. Estoy contenta, después de la ruta
turística, me tocó un especialista agradable y profesional.
Antes de salir de la consulta nos indicó que debíamos firmar
unos papeles, y me explicó en que consistiría la intervención.
Me dijo que es como un raspado y que solo me tendrían dos
días como mucho ingresada, a no ser que sangrase mucho.
Luego me dijo, es como lo de hoy, pero dormida! Ala, a
correr!
Y así se despidió, dijo que estaría pendiente cuando me
hiciesen el TAC para darme la cita.
Salimos, fuímos de mostrador en mostrador a coger las
citaciones, primero para el TAC y luego para el preoperatorio.
Para el TAC me dieron para el día veinte de este mes, y para
el preoperatorio me dieron para este lunes.
Me tuvieron que hacer ya se sabe, analítica de sangre, un
electrocardiograma y una radiografía torácica, que a pesar de que no soy
fumadora, el médico dijo que me la hiciesen.
Pues este lunes lo hice todo, y ahí estoy.
Ahora a esperar….. otra vez…..
Como véis el post ha llevado un cierto carácter irónico
porque para mí es como hay que tomarse todo.
Si tu mismo tienes luz, no te harán falta velas. Cuando se
presentan en la vida situaciones difíciles y que uno de algún modo no controla,
lo que hay que hacer es sonreír, plantarles cara y pensar que la energía que
cada uno tiene es la que lo mueve todo.
Que a nadie se le olvide que el cuerpo energético puede más
que el físico! Si tu mente quiere vivir, tú vives!
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