sábado, 7 de septiembre de 2013

nuevamente me toca lidiar otra batalla!


Este post de hoy lo haré conciso pero sincero, franco y transparente.

Es  un post que pretende reflejar como me siento ahora y por lo que estoy pasando.

Lo intentaré simplificar pero ya sabéis que en eso no soy experta jeje! Me enrollo más que las persianas jaja!

 

Seguramente recordaréis queridos y queridas lectores y lectoras los dos posts de más atrás en los que yo comentaba de mi salud, y del bache por el que ahora estoy pasando.

Pues en la línea va este nuevo de hoy!

 

Donde había acabado el cuento? Ah si ya recuerdo, en mi operación de extirpación del quiste vesical (RTU), el día en que me dieron el alta (día del chupinazo de san fermín), y me metieron ese susto al nombrarme la palabra “oncología”.

 

Pues bueno, de ahí partiré vale?

Como dije en aquella ocasión, oncología me sonó mal, entre otras cosas porque sé de lo que va la historia pues no soy novata en esto de agenciarse bichejos raros, vamos, en el tema del cáncer.

 

La operación salió bien, pero los quistes tenían según los especialistas mal aspecto, y tan malo!

Quedaron de vernos el día 6 de agosto, es decir al mes justo de haberme operado. Todo iba bien, pero las cosas se truncan en segundos.

Pasamos tranquilamente esos días en el pueblo, porque las operaciones siempre exigen una recuperación, por pequeñas que sean estas.

A la semana y pico de haberme operado nos llamaron precipitadamente del hospital de león. Que susto!

Porque nos llamaban tan pronto?

Si hahsta dentro de un mes no teníamos que ir!

Pues por eso, porque quien dijo que los quistes tenían mal aspecto bien dijo……

 

Mi madre estaba mal, muy aprehensiva y al principio me lo ocultó para no preocuparme. Pero claro, las cosas no se pueden esconder mucho tiempo!

Fuímos al día siguiente al Hosp., y sorpresa, nos llamaron antes de calentar la silla!

 

Entramos, teníamos miedo….. estábamos nerviosos…..

Y sucedió lo peor.

El médico nos dijo que ya tenían los resultados de anatomía patológica. “se trata de un tumor agresivo, y como tal hay que ser agresivos”.

En el momento en que dijo esto mi madre se desvaneció de la silla, le dio un ataque de ansiedad y no me quedó a mí más remedio que oír todo lo que dijo el médico junto con mis tíos que me acompañaban.

Lo oí todo, pero no estoy segura de si lo digerí todo, creo que aún no lo he hecho……

Nos dijo que había que intervenir nuevamente, con un tipo de operación agresiva, para prevenir y limpiar la zona. Había que estirpar la vejiga, el útero, los ovarios y ganglios linfáticos cercanos.

Que?

Como?

Y mi orina por donde saldría a partir de entonces?

Muy sencillo (bueno para mí jeje pero no de hacer): la vejiga se reemplaza por un estoma que es un orificio situado en la parte derecha del abdomen, el cual se reconstruye con una porción de íleon (intestino delgado), y al cual va adherido un disco adhesivo y al cual a su vez se conecta una bolsa de recolección de la orina.

Vaya vaya, mi vida nuevamente iba a cambiar ¡

A ver a ver, yo estaba perdida, me lo estaba imaginando, mientras mi madre estaba allá , en la sala contigua, mareada, ansiosa y temblorosa pensando en las desgracias que nos sucedían y acordándose del pasado.

 

Aparte de esto de la intervención (ya nos avisó de que sería dura y larga), nos dijo que tendrían que repetirme el TAC, pero esta vez tanto de abdomen como de pelbis y tórax, para comprobar (dicho finamente por el doctor) que “no haya más lesiones en ningún órgano”. Vamos, que no hubiese metástasis.

Yo creo que jamás montaré en la monntaña rusa ni haré puenting, ya no necesito echar adrenalina con toda la que expulsé ese día. Todo era tan fuerte, tan negativo, tan dramático….

 

A mi madre la tuvieron que llevar a urgencias, por ansiedad y darle tranquilizantes hasta que se lo fuímos poco a poco explicando.

Le costó asimilarlo, y a quien no después de todo lo que tengo yo ya andado?

 

Pero la realidad es la que es, no se puede uno dormir en los laureles ni hacer oídos sordos. Yo lo intenté asumir, escuché con atención al médico y le planteé muchas dudas.

La verdad es que doy gracias sinceras a todo el equipo de profesionales que me han atendido en el hospital de león, porque son increíbles en su calidad humana y profesional. Si no fuera por ellos la realidad sería aún más dramática, estoy segura.

 

La intervención tenía que ser pronto, y el TAC también. El TAC me lo hicieron a los tres días, el preoperatorio también.

Que angustia tuvo mi familia hasta comprobar los resultados del TAC! Yo creo que no hay incertidumbre que pueda igualarse a esa.

Los resultados afortunadamente fueron positivos, la lesión estaba focaliada solo en la vejiga.

La intervención me la adelantaron, estaba prevista para el 6 de agosto y al final me ingresaron el 28 de julio para operarme el día 30.

Fueron once días de hospitalización. Todos iguales, todos terribles, todos muy angustiosos.

Llegué en ciertos momentos a perder por así decirlo el hilo de la realidad, no me quería hacer a la idea del cambio que había experimentado y no sabía porqué me había sucedido.

 

La operación fue una mañana de julio y precisamente no hacía en la calle un día bonito.

Yo estaba aterrorizada, nerviosa, con mucha angustia.

Los dáis previos me los pasé a dieta blanda sin sólidos, y haciendo enemas y rasurar para limpiar la zona.

Nada del otro mundo.

El día de la intervención llegó pronto, y fue horrible. Yo bajé al quirófano mal, muy perturbada.

No habrá sensación de miedo y angustia que se le pueda comparar! Cuando vino una enfermera a decirme que me acostase para darme un tranquilizante, cuando me puso las medias antitrombos, y cuando me dijo que en breves me bajarían, me puse fatal. Lloré, temblé y luego me intenté calmar con la ayuda de mis padres y tíos que allí estaban acompañándome.

Estuve a un trís de negarme a operarme, no quería, tenía miedo . pero que otra cosa podía hacer? La realidad era que yo tenía un cáncer agresivo el cual podía extenderse y por no hacer esta operación, igual no llegaba a los 30 años.

No quedaba otra, había que bajar costase lo que costase!

Y así fue.

 

Me bajaron pronto, a las ocho de la mañana entré en quirófano. Todas mis gracias de nuevo al equipo médico porque de no ser por su amabilidad y simpatía, yo sinceramente lo habría pasado muy mal.

La anestesista hasta charló conmigo de nombres, del ballet y de viajes!

El quirófano era frío, tranquilo y tan solo se oía de fondo la radio y a los médicos que iban entrando.

Yo estaba allí, intentando hacerme fuerte y hablando con la anestesista. Tenía miedo de ser dormida y operada, y quería que aquello pasase rápido, lo más rápido posible.

“sara ya va, piensa en algo bonito”!. Fueron las últimas palabras que oí antes de ser operada.

 

Seis horas y media, seis largas horas y media tuvo que esperar mi familia, al otro lado. El papel del operado es duro, pero y el del que espera? Ese si que es duro.

Y sobre todo si salen los profesionales antes de tiempo y dicen “familiares de sara braña gonzález”.

Puf, pobre madrecita mía, no quisiese yo haber estado en su piel en ese momento…..

Pero nada alarmante. Era para decir que la primera parte había concluído, que me habían ya estirpado la vejiga y el útero, que al final me dejaron los ovarios.

Bien, todo parecía de momento estar de mi lado!

 

Ahora a por la segunda parte, la difícil!

“jolín sara, te fuíste a bora bora a cuenta nuestra e?”. una voz dulce y femenina me dijo esto cuando yo me estaba despertando.

Que significaba? Pues la voz de la anestesista tan dulce y amable que me estaba haciendo una bromita para que me despertase con una sonrisa.

Despertarme si lo tuve claro, pero lo de la sonrisa…. Ai la sonrisa….

Me ví rodeada de cables, parecía que estaba en la silla eléctrica!

Tenía los dos orificios de la nariz con oxígeno, el tensiómetro, los cables del electrocardiograma, dos cables al lado derecho que eran los catéteres por donde orinaba, cada uno de ellos conectado a un uréter. Luego tenía un drenaje llamado redón al lado izquierdo, mogollón de cables en las venas del brazo izquierdo, en fin, una piltrafilla!

 

Cuando uno se despierta de una anestesia general (a mí hacía ya seis años que no me la ponían), se siente perdido, contrariado y no sé, todo te resulta hostil.

Y no menos los dolores! Bueno, la verdad es que como a mí dada la complejidad de la intervención no me trasladaron a la sala de reanimación como es lo habitual sino a la unidad de cuidados intermedios, pues el temita de los dolores no fue tampoco problema porque en este tipo de unidades te tienen medio drogailla para que no sientas tantas molestias.

Fue una intervención larga, dura, difícil. Jamás había yo soportado operación de semejante calibre!

Cuando todo el equipo médico se marchó porque yo ya estaba despierta, me quedé allí, sola, tocándome (es muy típico mío tocarme todo el cuerpo después de que me operan), y medio ensimismada sin saber que pasaba exactamente, ni si las cosas habían ido bien.

Se me acercaban cada poco enfermeras, médicos, etc, todo tipo de personal sanitario para ver mi estado y comprobar la monitorización de mis constantes que por cierto algunas estaban más que alteradas! Puf que taquicardias sentía!

Jamás me había sucedido esto después de una intervención! Pero claro, también hay que decir que el calibre de esta operación no fue moco de pavo, por lo visto es la más difícil y compleja que se realiza en el hospital de león.

Me hicieron también una radiografía, supongo para comprobar como había quedado todo.

 

De ahí a un rato entraron mis padres! O, que alegría!

Solo podían estar conmigo diez minutos, pero me supieron a gloria!

Mi madre me habló, me dijo que todo había salido perfectamente y que al final me habían dejado los dos ovarios. Menos mal, de buena me libré! Tendría una menopausia precoz con lo que eso acarrearía: falta de calcio, inestabilidad emocional, etc.

Que me quitaron el útero? No me importa, primero porque jamás deseé tener hijos, y segundo porque jamás tendré la cosa que más odio de ser mujer: la asquerosa regla!

Así que nada, todo fue bien y los médicos estaban contentos.

 

Me subieron a planta a la noche, a las doce o así. El resto de días de ingreso casi me los ahorro de contar. Fueron todos iguales y todos terribles.

Me costó andar, estuve mucho tiempo encamada, al levantarme por primera vez sentí mareos, y por supuesto no faltaron mis archiconocidas vomiteras tras la anestesia general!

 

Me hacían curas, me explicaban que a partir de ahora llevaría la bolsa, el disco y todo eso, y hasta se tuvieron un día que pasar media plantilla médica por la habitación! Las taquicardias no cesaban, y yo al levantarme me sentía fatigada.

Que susto!

Pasó el cardiólogo que me habló de “extrasistoles”, que deben ser sístoles de más duración, me hicieron electros, me midieron el nivel de oxígeno en sangre y todo parecía correcto. Se pasó también la neumóloga, que me solicitó un TAC del pulmón y arterias con contraste para comprobar que no hubiese ningún trombo o embolismo ya que al parecer y dado el reposo que exigen este tipo de intervenciones, debe de ser típico.

Pero nada, todo dio correcto.

Entonces que tenía yo?

Pues muy sencillo, una angustia del copón!

Se pasó también una psiquiatra que me dijo que todo era ansiedad, para lo cual me puso un tratamiento a largo plazo compuesto de antidepresivo y ansiolítico. Yo la escuché, hablé con ella pero pensé “el tratamiento se va a ir a la porra”. Para mí estas cosas no se resuelven drogándote a medicación, sino hablando y sacando de dentro todo.

 

El resto de días sin mmás, por fin llegó el día del alta!

A bueno, entremedias destacar mis molestias digestivas, tuve diarrea, estreñimiento, de todo! Estuve a dieta absouluta cuatro días, que alivio cuando al quinto me trajeron unas benditas natillas! Que festín!

 

El alta llegó el 8 de agosto jueves. Me vino a ver el equipo médico, me trajeron los informes y me indicaron que a la mínima molestia fuese con ellos a urgencias.

Vinieron también varias enfermeras a explicarnos sobre el tema de la bolsa, y como contactar con una fundación de personas ostomizadas para que viniese a nuestra casa una enfermera que nos ayudase más personalmente.

Bien, todi iba bien. Me indicaron el tratamiento a tomar, y los cuidados que debía tener: dieta blanda y actividad física moderada.

 

Cuando trajeron el informe me lo leyó mi madre, y por fin le ponían nombre al bichejo! “leiomiosarcoma de alto grado”. Vamos, un cáncer agresivo, muy agresivo y poco común.

 

Tras el alta estuve en el piso, vino la enfermera de la fundación y no me libré de ir a urgencias! Como no!

Cierto día empecé a segregar un líquido que olía mal, lo echaba por la vagina y el olor era insoportable. Vinieron mis tíos, y para el Hosp. Que te ví!

Todo fue una infección urinaria, para lo cual me prescribieron antibiótico durante ocho días.

 

El resto iba bien, entre los cuidados de mi madre y de la enfermera todo sobre ruedas.

El día 19 lunes tuve consulta con uno de los cirujanos, y nos dijo que todo iba bien, que los resultados de los análisis de todo el tejido extraído en la intervención “eran mejores de lo esperado”, y que tenían que retirarme los catéteres y los puntos de la barriga.

A, se me olvidó citar eso! Tenía la barriga minada de rajas, parecía un colador! En una raja cinco grapas, en otra diez y en otra tres.

Y menos mal que el útero y la vejiga me los extrajeron por laparoscopia que si no, más cortadas que frankenstein!

Me doió mucho ambas cosas, tanto la extracción de los catéteres como la de los puntos. Yo creo que los chillidos debieron oírse hasta en mi pueblo jaja!

Pero bien, por fin me quitaron los incómodos puntos que me tiraban!

 

Lo peor fue lo que el médico le dijo a mi madre, eso no nos gustó tanto. Le dijo que fijo me tendrían que someter a la quimio, que no obstante sería el oncólogo quien lo valorase mejor.

Vaya vaya, otra vez el calvario!

Con el miedo que yo le tenía! Pero en estos casos uno le da prioridad a lo importante, y en este momento lo importante y válido para mi es vivir. Si hay que someterse a la quimio pues se hace , lo importante es salvarse y atacar con ganas a ese bichejo.

 

Tras esta consulta estuvimos unos días en león y luego vinimos ya para el pueblo, ya que hasta el día 2 de septiembre no tenía consulta con el oncólogo.

En el pueblo la recuperación es otra historia! Los pisos para su padre!

Aquí paseas, sales, hablas con gente, es distinto totalmente. En el piso que más da que salgas a la terraza? Total, sigues estando en el piso! Y aquí en el pueblo sales de casa, y ya estás en la calle!

 

El día 2 llegó pronto. Yo estaba nerviosa, pero dentro de lo que cabe tranquila. La mala noticia ya nos la dieron, que podía esperar peor?

Yo creo que cuando vas a una consulta oncológica ya lo tienen todo estudiado para que no esperes mucho, y es que no nos dio tiempo ni casi a sentarnos!

Fue llegar y ya nos llamaron.

Un médico educado donde los haya, buena persona y muy empático.

Felicidades al servicio médico del hospital de león!

 

El doctor primero nos habló un poco de el otro cáncer que tuve, el retinoblastoma, y nos hizo una serie de preguntas sobre el mismo, aparte de preguntarnos si teníamos antecedentes en la familia con cáncer.

 

Luego pasó ya ha hablarnos del cáncer actual, y nos explicó lo ya sabido: que el cáncer es agresivo, que todo en la cirugía quedó limpio, y que había dos opciones.

1ª menos segura: dado que en la intervención quedó todo limpio, no hacer tratamiento y revisar contínuamente para ver si había reactivaciones.

2ª más segura: someterse a un tratamiento que incluye radioterapia y quimioterapia . el objetivo es prevenir, este cáncer no se parece en nada al que yo tuve en los ojos. Aquel era específico de ojos, pero este puede reactivarse en muchas otras partes del cuerpo.

El tratamiento ya nos dijo el médico que sería agresivo y tóxico, pero era la mejor opción para según él “matar del todo la mala hierba”. Nos hizo una analogía con lo que sucede en la agricultura: la cirugía es la guadaña que limpia y corta la hierba, y luego para evitar que salga otra vez, hay que quemarla y darle pesticidas que son la radio y la quimio.

Así que, que hacer?

El tratamiento, está claro!

Nosotras (mi madre y yo) se lo preguntamos con toda franqueza. “si yo fuese su hija o hermana, que harías conmigo?”. “el tratamiento”, respondió él.

No había nada más que hablar.

Otra vez doble ración por rabia que dé, por injusto que parezca y por mucho daño y sufrimiento que me vaya a causar.

Hay que someterse con valentía y coraje, no puedo permitir que un bicho feo y asqueroso acabe con mis proyectos y con mis ansias de vivir.

y además el médico nos dijo que para el leiomiosarcoma siempre se hace esto, en cualquier hospital de la geografía española, y también en protocolos internacionales. Vamos, que no me escapo del tratamiento ni en la conchinchina!

 

Mi madre lloró, a la pobre ya no le quedan lágrimas.

Ella ha sido la que ha llevado el timón de todo, la que ha estado ahí, ha hecho de enfermera, me ha curado, me ha pinchado (la eparina para evitar trombos), me ha mimado, lo ha hecho todo! Una madre es una madre, para siempre y para todo!

 

El tratamiento se compondrá de ciclos de tres días en los cuales me pondrán la quimioterapia. Será de lunes a miércoles, e intercalando con radioterapia.

Pobre body mío, la que le espera! Pero no me importa. Seré fuerte o al menos lo intentaré, hay que vencer y luchar contra la adversidad!

Serán creo que cuatro ciclos, y ya nos advirtió el oncólogo de lo que había: bajada de defensas, caída del cabello, etc etc, todo super conocido y super típico.

Si se me cae el pelo me da igual, las defensas ya las cuidaré y si me encuentro mal descanso. A por el bicho se ha dicho!

 

Y aquí acaba de momento este cuento de tragicomedia, este lunes tengo que volver al oncólogo, también a hacerme una analítica completa de sangre, más pruebas supongo, y también a que me coloquen el catéter en el antebrazo para evitar tantos pinchazos molestos.

 

Prometo seguir informando de mi estado!

Esto no va a poder conmigo!

Gracias por leerme una vez más!

Y felicidades a quienes como yo han vencido el cáncer o están luchando contra él! También a sus familiares por estar ahí y hacer una labor crucial en nuestras vidas!

Gracias a todos!

Volveré pronto!

 

 

2 comentarios:

  1. Hola, hoy viniste a ver mi blog y a saludarme y te agradezco que lo hicieras. Vengo a devolverte la visita y me encuentro este post... Yo sufrí un cáncer llamado teratoma cuando tenía 21 años... y de eso hace ya 22. A mis padres se lo pintaron negrísimo todo pero aquí estoy, tres operaciones, quimio y despues vinieron mis tres hijos y ningún problema más. Animo, ánimo y ánimo, es primordial.

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  2. Que gran guerrera!!!
    Muy admirable!!!!
    Te deseo lo mejor de lo mejor!!!
    Un beso...ely.

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